Traer el diseño y la creatividad en las venas no es solo una cuestión de herencia o gusto familiar. Ricardo Luévanos asegura que en su casa nadie de su familia estaba directamente relacionado al arte, sin embargo, desde la infancia esta inquietud por estructurar cosas en su mente era imparable y al paso de los años ahora es uno de los tapatíos más destacados la ilustración.Si algo caracteriza a Ricardo es no compadecerse de las dificultades que encontró para comenzar a marcar terreno en el diseño y aunque las oportunidades en su inicio no eran las mismas que ahora gozan las nuevas generaciones creativas, reconoce que el temple y la determinación fueron clave para originar sus propias plataformas a falta de apoyo profesional.“Fue en 2008 cuando comencé a trabajar en la ilustración pero nada era concreto, estaba explorando estilos, tratando de encontrar algo que me identificara, así inicié con mis ilustraciones hasta que se dieron a conocer; conocí a diseñadores de moda que en ese momento estaban muy presentes en la escena tapatía como Jonathan Morales, Alfredo Martínez, Juan Carlos Plascencia ‘Juka’, éramos amigos todos y los apoyaba con la elaboración de la imagen de sus marcas, de sus logotipos, después de la idea de que ellos tuvieran sus propios estampados y experimenté por ese lado”.Puede ser que el nombre de Ricardo Luévanos no te sea tan popular si eres un poco distante al mundo del diseño tapatío, pero si alguna vez fuiste a la marca de ropa mexicana C&A, seguramente topaste con algunos de sus diseños que se comercializaron en todo el país.“Creo que todos tenemos miedo al fracaso, yo he estado ocupado en los últimos años pero no pienso en eso, pero todos experimentamos eso, al fin de año siempre me pasa y piensas en lo que sigue, si te seguirán buscando o no, si ya no te llegan proyectos tan padres. Ese miedo no lo puedes controlar, solo tienes que seguir trabajando”.Como ilustrador y diseñador gráfico egresado de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Luévanos ha participado en proyectos como la elaboración de la imagen gráfica de Belanova, el diseño del tour “Quién se queda con el perro” de Jessy&Joy, por ejemplo, pero ser considerado para estos trabajos no por casualidad, recalca este ilustrador tapatío, quien a falta de gente que comprara el talento de nuevos rostros, él y sus amigos optaron por hacer su propio camino y marcar sus propios estándares creativos y económicos.“Ahora me especializo en estampados textiles y he colaborado con marcas mexicanas muy fuertes, he tenido exposiciones de mi trabajo en galerías y museos. Siempre tuve un estilo particular, desde niño me gusto dibujar y en la preparatoria me di cuenta que me gustaban más las áreas creativas, comencé a notar mi estética, no sabes si está bien o mal y así opté por el diseño gráfico”.El drama y la angustia de saber si se podrá vivir del arte es el mismo en cualquiera de sus disciplinas y aunque durante los primeros cinco años después de egresar universitariamente sus trabajos eran de apoyos y favores sin un pago sustentable, la experiencia y el reconocimiento local le dieron las bases para llegar al punto de cobrar lo que él quiere por su trabajo.“Al principio sí te cuesta conseguir una galería para exponer y después de eso comencé a cobrar más por mi trabajo, y así conforme cada exposición iba aumentando el precio. El año pasado tuve exposición en el Miami Art Week y a partir de ahí viene otro incremento, tú solo vas creando tu valor. En lo textil comencé con diseñadores de moda locales y después ya en los nacionales hasta que llegué a C&A que fue para una producción de 80 tiendas. Al inicio nadie tenía dinero y entre nosotros nos hacíamos favores, a veces los más consagrados piensan que no puedes sacar nada al trabajar con alguien sin experiencia, pero al final es un ganar-ganar”.Ricardo Luévanos también se ha desempeñado como docente de estampado textil y puntualiza que si bien la creatividad y calidad de trabajo es innegable en las nuevas generaciones, lo cierto es que la actitud ya no es la misma: ahora se quiere todo más rápido y sin el mínimo de esfuerzo.“Las generaciones han cambiado, tengo siete años dando clases, los primeros alumnos estaban más interesados y ahora ha cambiado, en los últimos años no sé qué pase pero los veo más desinteresados, quieren las cosas rápidas, no quieren batallar por obtener algo, aunque las cosas las hacen bien no existe esa hambre tan padre por aprender”, explica Luévanos, quien también es docente en el Centro Superior de Moda Edith Martín.Junto con Alejandro Siordia fundó “Fábrica de Diseño Mexicano” (FDM), escuela que el próximo junio de este año cumplirá dos años de estar en operaciones con cursos y talleres de formación complementaria para las artes: si estás estudiando fotografía, diseño de modas o gráfico en la escuela solo te dan ciertos conocimientos básicos pero si quieres especializarte en acuarela en la universidad no te dan esa enseñanza tan profundo. Bajo esta idea es como FDM oferta especialización en ilustración digital, estampado sobre tela, edición digital, animación, diseño editorial y catálogo, lettering, entre otros.Otro punto clave en la trayectoria de Ricardo ha sido el adaptarse a las nuevas formas creativas y de promoción a través de las redes sociales y la tecnología para realizar sus obras combinando de vez en cuando su habilidad para el trabajo más hecho a mano: “Ahora ya hay más alternativas, antes era imposible pensar que podrías imprimir 50 metros de tu propia tela y ahora no hay problema”.YR
