Jueves, 25 de Abril 2024

Eco eterno en San Francisco

Mensajes que lograron romper la barrera de los siglos se encuentran plasmados en una sierra de Baja California Sur

Por: Francisco González

Eco eterno en San Francisco

Eco eterno en San Francisco

No fue en una botella arrojada al mar, pero lograron que el mensaje viajara. No por una distancia geográfica, sino de tiempo. De años. De miles de años. El rostro y la voz de quienes plasmaron dibujos rupestres en la Sierra de San Francisco, en la reserva de El Vizcaíno, se perdió hace mucho, pero su mensaje permanece intacto, a la espera eterna de ser visto.

La Sierra de San Francisco forma parte de los múltiples encantos que tiene la Península de Baja California, rica en todos los sentidos y siempre con algo más para sorprender al viajero. Y sus sitios de pintura rupestre son un tesoro, para nosotros y para el mundo, por las dimensiones de las pinturas, la variedad de temas que retratan, colorido y sobre todo, estado de conservación fabuloso.

En otras regiones del mundo este tipo de expresiones artísticas se encuentran fuera de los itinerarios turísticos, aunque en nuestro país es posible acercarse a algunas pinturas, como las ubicadas en Las Flechas y Boca de San Julio.

La primera pregunta es, ¿quién las hizo? Los investigadores suponen que fueron grupos nómadas cuya subsistencia se basaba en la caza, la pesca y la recolección. Son aquellos que habitaron en la región hasta la llegada de los españoles, allá por el siglo XVIII.

El valor intrínseco de las pinturas es tal que ya forma parte del Patrimonio de la Humanidad designado por la Unesco desde 1993.

¿Quiénes las hicieron?

La pregunta del millón es esa, y la respuesta no es fácil. De acuerdo a la revista Arqueología Mexicana, las pinturas habrían sido plasmadas en un rango muy amplio de tiempo. Las más recientes datan del 1300 d.C., mientras que las más antiguas se remontan a 1100 a.C.

A partir de sus pinturas se pueden deducir algunas cosas de los creadores. Primero, que tenían una organización tanto económica como social compleja, y eso se retrataba también en sus rituales religiosos.

Entre los motivos que ellos retrataron se cuentan elementos tanto simbólicos como religiosos, donde aparecen humanos y animales. En estos últimos se distinguen venados, pumas, ballenas, águilas y los peces de la región.  

Las pinturas fueron realizadas con pigmentos minerales, reflejando de paso un estilo abstracto. Y es que además de animales, aparecen de forma constante elementos como soles, triángulos y círculos. Las figuras humanas suelen aparecer armadas, lo que da cuenta la importancia de la caza y de la guerra en aquella sociedad.

Gracias a que se encuentran en puntos de difícil acceso y lo seco del clima, las pinturas rupestres se han conservado magníficamente, destacando en especial la viveza de los colores utilizados, entre ellos el rojo, negro, amarillo y blanco. Todavía hoy se siguen estudiando y claro, maravillando a aquellos que lo contemplan.

La llegada a Baja California Sur

En años recientes han crecido las opciones para viajar a Baja California Sur, siendo la vía aérea la mejor opción, tanto por costo como por rapidez.

La Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad de Baja California Sur anota que una de las formas de llegar más prácticas es vía aérea a La Paz o a Loreto. Ambas, a través de las aerolíneas Calafia Airlines -de Tijuana y Guadalajara-, así como de Ciudad de México con vuelos directos a La Paz por Aeroméxico y Volaris.

Otras opciones que pueden llegar a servirte son Aero Servicios Guerrero, que cuenta con vuelos a Guerrero Negro desde Ciudad Obregón, Guaymas, Hermosillo, Los Mochis y Ensenada.

En cuanto a la conectividad internacional, desde Calgary Canadá por la aerolínea Westjet o Alaska Airlines, proveniente de Los Ángeles, California.

Otra forma de acceder, es vía terrestre por la carretera Transpeninsular no. 1, ruta que brinda la oportunidad de contemplar el contraste del mar y el desierto.

¡Vamos!

Para llegar a la Sierra puedes avanzar sobre la carretera no. 1, en el km 115 ubicado entre el poblado de El Vizcaíno y San Ignacio, se encuentra el entronque debidamente señalizado que lleva hacia la Sierra de San Francisco. ¡Suerte!

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