Sábado, 20 de Abril 2024

Detrás de la euforia

La creación de empleo en Jalisco no ha detenido los malos salarios y la precariedad laboral

Por: Enrique Toussaint

En Jalisco se han generado más de 300 mil empleos formales de 2013 a 2017, sin embargo ¿qué tipo de empleos se están creando? EL INFORMADOR/ J. López

En Jalisco se han generado más de 300 mil empleos formales de 2013 a 2017, sin embargo ¿qué tipo de empleos se están creando? EL INFORMADOR/ J. López

Son indiscutibles las cifras sobre empleo en Jalisco. En menos de cinco años, el Gobierno del Estado, la iniciativa privada y la sociedad civil, lograron “darle la vuelta” a los malísimos resultados en empleo y combate a la pobreza que dejó la administración de Emilio González Márquez. Jalisco es el Estado que más empleos generó en 2017.

Casi medio millón de jaliscienses salieron de la pobreza en el periodo 2012-2016 y se han generado en Jalisco más de 300 mil empleos formales de marzo de 2013 al corte de diciembre del año pasado. Sin embargo, detrás del anuncio con “bombo y platillo” de parte del gobernador y el presidente de la Coparmex, ¿qué tipo de empleos se están creando en Jalisco? ¿Realmente son trabajos que abonan a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria? ¿Son, los que se pagan en Jalisco, salarios que permiten que una familia viva dignamente?

De entrada, un dato fundamental para entender la precariedad de los empleos en el Estado: el jalisciense promedio ha perdido poder adquisitivo desde el inicio de la actual administración. Peor, los salarios en Jalisco ni siquiera han logrado recuperar su capacidad de compra previa a la crisis de 2008-2009.

De acuerdo con los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, cuando Aristóteles Sandoval rindió protesta como gobernador, un jalisciense promedio ganaba 281 pesos por jornada; hoy, casi cinco años después, dicha cifra alcanzó los 334 pesos. Un incremento de 18% en el salario, pero en una coyuntura en donde la inflación se disparó en 23.8 por ciento. Esto quiere decir que un trabajador promedio en Jalisco hoy puede comprar 5% menos alimentos, medicinas, ropa o gasolina que en 2013.

De la misma forma, lo que demuestran los estudios de Coneval sobre pobreza, es que en Jalisco las transferencias -programas sociales y de apoyo- están dando resultados a la hora de sacar a ciudadanos de la pobreza extrema, pero el salario sigue deprimido, así como los ingresos de las familias.

Por ejemplo, en 2010, la población en Jalisco vulnerable por ingreso, representaba el 6.2%, mientras que en 2016 dicho porcentaje subió al 7.8, lo que en número de personas representa 162 mil jaliscienses que no tienen ni para llegar al fin de mes. La depreciación de los salarios en Jalisco provoca que un habitante de nuestro Estado, gane en promedio mil 170 pesos menos al mes que un queretano o neoleonés, y hasta 4 mil pesos menos que un capitalino. Los salarios en Jalisco son bajos no sólo comparándonos con otros países, sino con los principales Estados productores de riqueza en México.

Esta tendencia al estancamiento de los ingresos, lo vemos en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH). Un hogar promedio en Nuevo León ingresa 30 mil pesos mensuales; en la Ciudad de México 23 mil 600 pesos, y en ¿Jalisco? 17 mil 500 pesos. Por encima de la media nacional, pero muy por debajo de los competidores. Esto quiere decir que Jalisco ha logrado fortalecer sus programas sociales y apoyos para propiciar que muchos jaliscienses dejen la lastimosa situación de pobreza, pero los salarios y los ingresos siguen siendo abiertamente insuficientes.


Otro asunto preocupante es la llamada pobreza laboral. Este indicador del Coneval revela cuántas personas trabajan, y se mantienen de los ingresos que obtienen de su empleo, pero aun así no pueden comprar ni la canasta básica. De los datos disponibles, vemos que, si bien hay una tendencia a la baja, hoy en día uno de cada cuatro jaliscienses son pobres, a pesar de trabajar de tiempo completo.

Esto desvanece la arcaica idea de que una persona es pobre porque quiere, porque es flojo o porque no “le echa ganas”. La realidad es que una buena parte de los empleos que se crean en Jalisco ni siquiera aseguran que una familia puede adquirir lo más mínimo. Incluso, si revisamos la serie que publica el Coneval sobre ingreso laboral per cápita en Jalisco, nos percataremos que estamos por debajo del pico de ingresos previo a la crisis. En resumidas cuentas, la crisis pasó, pero el modelo de trabajo precario y salarios bajos se mantuvo.

La desigualdad es otro fenómeno innegable. Una tercera parte de los empleados en Jalisco recibe menos de dos salarios en promedio al mes (4 mil 500 pesos) y solamente 21 mil trabajadores reportan más de 10 salarios mínimos de ingreso laboral. El grueso de la clase trabajadora en Jalisco se coloca entre los dos y los cinco salarios mínimos. De la misma forma, la mala calidad de los empleos nos deja como corolario que los mayores incrementos en la desocupación se encuentran entre quienes tienen estudios universitarios o preparatoria, mientras que el mayor número de nuevos empleos han sido ocupados por empleados que cuentan solo con la primaria completa.

De acuerdo con los datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en el 2000 15% de los desempleados tenía estudios universitarios, mientras que hoy es 23%. Un aumento del 12 al 18%, en el mismo periodo del tiempo, lo vemos en quienes tienen estudios de preparatoria. En cambio, en el 2000, cuatro de cada 10 desempleados solo tenían la primaria concluida, hoy esa cantidad se redujo a dos de cada 10. Para decirlo con claridad, hoy es más probable que seas desempleado si tienes título universitario. Eso nos habla de la calidad de los empleos.

Jalisco encabezó la creación de empleos durante 2017. Es un cambio de tendencia si comparamos las cifras actuales con lo que significó el sexenio anterior tanto en creación de empleos como en combate a la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, más allá de los grandes anuncios públicos, Jalisco sigue enfrentando un problema estructural que reclama acuerdos y consensos entre sindicatos, iniciativa privada y Gobierno: los salarios se mantienen deprimidos y los ingresos ni siquiera se acercan al pico previo a la crisis.

Con una tasa de desocupación por debajo del 3%, queda claro que el reto de Jalisco tiene que ser crear empleos de calidad y no reproducir el actual modelo de puestos de trabajo a granel, pero en condiciones muy precarias. La euforia gubernamental no debe opacar la injusticia y la tragedia que suponen empleos que ni siquiera alcanzan para mantener a una familia.

YR

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