Miércoles, 24 de Abril 2024

Doctores luchan contra el coronavirus

Los médicos jaliscienses enfrentan la pandemia, con los obstáculos que esto conlleva

Por: El Informador

Jaime Arias Amaral, director de Medicina Interna del Hospital General de Occidente, lidera los esfuerzos para contener la pandemia en este conocido nosocomio público. EL INFORMADOR/G. Gallo

Jaime Arias Amaral, director de Medicina Interna del Hospital General de Occidente, lidera los esfuerzos para contener la pandemia en este conocido nosocomio público. EL INFORMADOR/G. Gallo

Jaime Arias Amaral es director de Medicina Interna del Hospital de Zoquipan y líder en la batalla contra la pandemia en este nosocomio. Desde marzo, el médico sabía que pronto llegaría el virus a los pasillos del hospital y a las calles de Guadalajara, y hoy busca cómo enfrentar de la mejor manera al coronavirus.  

En estos siete meses de contacto con el virus, el galeno, quien no rebasa los 60 años, advierte una cosa: “Nadie está exento, todos somos vulnerables”.  

Atender a los pacientes produce en Jaime Arias distintos sentimientos y emociones, que van de la felicidad a la tristeza y frustración. 

Recordó con gusto que el primer paciente con COVID-19 fue un joven diagnosticado con VIH, quien recién había vacacionado en las playas de Puerto Vallarta. “Llegó con la sintomatología y una semana después regresó a casa sano y salvo" relató. 

También rememoró, pero con tristeza, el caso de una familia. El padre, de una edad similar a la suya, con obesidad y diabetes, llegó ahogándose al servicio de urgencias. Arias habló con la esposa, el hijo y el hermano, y les explicó sobre los cuidados y la necesidad de estar alertas de síntomas. 

Una semana después, el hombre estaba entubado y con pocas probabilidades de sobrevivir. Mientras, su esposa comenzaba a tener síntomas y se negaba a asistir al hospital por miedo a ser internada. A las pocas horas de ser ingresada, falleció su esposo. Siete días más tarde, el hijo tuvo que ingresar debido a una sintomatología similar y esa misma jornada falleció su madre. 

“El joven gritaba que lo dejáramos salir y amenazaba con saltar por la ventana, al final se recuperó. El caso me impactó mucho. Eran los primeros días y  con este caso pudimos darnos cuenta de la hipoxemia silenciosa, que hace que de la nada se baje tu oxigenación”, comentó el especialista.

Un mural reconoce el trabajo de los empleados sanitarios. AFP

Clave, la empatía con el paciente

Los 84 mil 907 contagios en la Entidad y las tres mil 762 muertes a causa del virus dejan antecedentes médicos que se buscan examinar para detener a una partícula tan pequeña, pero destructiva. 

Entre los nuevos métodos para ayudar a los enfermos, ahora se deben utilizar instrumentos para palpar a un paciente, algo totalmente paradójico a lo que les enseñan a los médicos en las aulas. La revisión de cada paciente se da entre un equipo multidisciplinario y se crearon salas y zonas de urgencia de especial atención. 

Para el doctor Jaime Arias, lo importante es que el médico como el paciente establezcan una buena comunicación y reconozcan la realidad. “Lo más prudente es hablarle, escucharle de tú a tú, nada de que soy el doctor y tengo la razón, y explicarle en qué consiste su tratamiento y cuáles son sus factores a favor y en contra”. 

Los jaliscienses internados han recibido una atención distinta a lo acostumbrado, pues permanecen aislados del mundo pero son monitoreados de manera constante.

Serenata a las madres doctoras de los Hospitales Civiles. ESPECIAL

La lucha contra un “virus dinámico”

El principal aprendizaje sobre el COVID-19, para Jaime Arias, es la capacidad de cambio del virus. El remedio que funciona con un paciente, puede no funcionar con otro y es fecha en la cual ningún retroviral ha vencido al patógeno. Sin tratamiento, ni vacunas, el cubrebocas es la única opción para minimizar la probabilidad de contagio. 

“Es nuevo e incierto. Al principio nos enfocamos en las afectaciones de los pulmones, relacionábamos el COVID-19 con la pulmonía, pero ahora sabemos que se puede diseminar para otras partes del cuerpo” aclaró. 

El temor al coronavirus es más grande que al que se tuvo con la influenza, enfermedad que surgió en México en 2009 y que también le tocó combatir. En aquella ocasión los medicamentos respondieron a la enfermedad, se detuvieron las muertes y fue posible presentar una vacuna.

Arias asegura que esta pandemia es su mayor reto como médico. Su mayor preocupación es la prolongación que está tomando el brote. Por los antecedentes internacionales pensaba que duraría tres meses, pero ya van siete. Sin embargo, el galeno mantiene el optimismo. 

“No hay pandemia que dure más de 100 años. Al final si hay salida, tengo la expectativa de que presenten una vacuna”, afirmó.

Grito de Independencia. Durante este evento, se proyectaron imágenes en apoyo a los doctores. ESPECIAL

La batalla diaria de los médicos

Jaime Arias acepta que ser médico, en medio de una contingencia sanitaria donde mil 027 integrantes del sector salud en Jalisco se enfermaron a causa del virus, genera cierta frustración. “Uno de los retos es el cansancio físico y mental. Si la gente que permanece en casa está cansada, imagínate los médicos”. 

Utilizar el equipo de protección suele ser incómodo y cansado. “Te ocasiona estrés pensar que debe estar bien cerrado para no contagiarte, todo el tiempo vigilas que los colegas lo tengan bien colocado y sobre todo te lo quitas con mucho cuidado, porque es el momento de mayor peligro. Trabajaste revisando a los pacientes cada 15 o 30 minutos, no aguantas una jornada de más de ocho horas, estás exhausto, pero luego camino a casa, mientras solo piensas en descansar, ves que la gente no trae ni el cubrebocas, es una total irresponsabilidad”. 

Este tipo de jornadas y situaciones han llevado al límite el estado anímico de los médicos. “No descansas igual, ni sabes cuando esto va a terminar. No hay reuniones entre colegas y si bien las sesiones virtuales ayudan, no es lo mismo. Hay trastornos del sueño y ansiedad. Por casos en otros países, sabemos que ocasiona estrés postraumático y depresión”. 

Arias aseguró que tiene miedo, como cualquier médico, y con pesar reconoce que puede morir. “Siempre que te dedicas a la medicina, sabes que puede suceder, que puedes enfermar y ya no salir”. 

Desde el inicio de la contingencia, 40% del personal de medicina interna se fue a casa por tener una mayor vulnerabilidad frente al virus. Afortunadamente, ningún médico del Hospital de Zoquipan ha muerto.

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