Emilia Marin se encontraba laborando en la escuela Primaria de Uvalde, Texas, el día que fueron asesinados 19 niños y dos maestras, siendo ella quien trató de impedirle el paso al asesino cuando llegó al lugar.El abogado de Marin relató a una cadena de noticias internacional que ella estaba ayudando a un compañero a traer comida con la que celebrarían el fin de curso en la escuela, sin embargo, presenció el accidente de la camioneta donde venía el tirador, por lo que corrió a buscar su teléfono para llamar al 911 dejando la puerta del edificio abierta con una piedra, ignorando que de la camioneta que acaba de chocar bajaría un hombre armado.Fue mientras estaba hablando con el 911 cuando escuchó los gritos de varías personas señalando que alguien tenía un arma, entonces "lo más horrible que nadie podría haber soportado" ocurrió, se encontró de frente al asesino, cerró la puerta de una patada y entró a un aula buscando resguardarse.Su abogado, quien la está asesorando para llevar a cabo una demanda contra el fabricante del rifle AR-15, que usó el tirador de Texas, explicó que Emilia Marin “pensó que él iba a entrar y matarla e intentó estar bien con eso", incluso mientras estaba escondida recibió un mensaje de su hija, por lo que tuvo que silenciar el teléfono con la esperanza de que el asesino no la hubiera escuchado mientras realizaba las primeras detonaciones.Emilia sobrevivió, sin embargo, las autoridades texanas han declarado sus dudas respecto a cómo entró Salvador Ramos al inmueble, por lo que su trauma se ha visto agravado."Se cuestionaba a sí misma, ¿lo hice (cerrar la puerta) o no lo hice?", explicó su abogado, quien advirtió que la salud de la maestra se ha visto deteriorada al nivel de que “no puede dejar de temblar”.Días después del lamentable hecho, el Departamento de Seguridad Pública de Texas dijo que a pesar de que la maestra logró hacer el proceso para cerrar la puerta, el mecanismo falló, por lo que el falso contacto permitió al asesino el ingreso.
