Jueves, 25 de Abril 2024

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Vermeer: un cuadro oculto en un cuadro

Por: María Palomar

Vermeer: un cuadro oculto en un cuadro

Vermeer: un cuadro oculto en un cuadro

Poco se sabe de la vida del pintor Vermeer, “la esfinge de Delft”, como se le ha llamado por enigmático. Nació en esa ciudad holandesa en 1632 y ahí murió en 1675. Tiene una obra escasa, que los especialistas consideran que no rebasa unos 45 cuadros en total. Ha sido problemático establecer un orden cronológico y un catálogo completo de sus obras, pues hay muchas dudas e incertidumbres al respecto. Sólo cuatro de sus pinturas están fechadas.

Mucho tiempo quedó Vermeer en el olvido, hasta que en el siglo XIX lo “redescubren” los críticos y luego lo adoptan con gran admiración los pintores impresionistas. Forma parte desde entonces de los grandes maestros del “siglo de oro” de la pintura holandesa, a la altura de Rembrandt o Frans Hals. Probablemente el cuadro más conocido de Vermeer sea el de la muchacha con el arete de perla, que está en el museo de las colecciones reales de La Haya.

Marcel Proust tenía auténtica veneración por Vermeer, particularmente por su Vista de Delft, que conoció en La Haya y que, junto con otras dos pinturas del maestro, volvió a ver en París en una exposición en 1921. En las novelas de Proust aparece una y otra vez el nombre del pintor, sobre el cual escribe un estudio el personaje de Swann.  
Pero la novedad respecto de Vermeer fue esta semana que ahora se expone en Dresde, Alemania, el cuadro a medio restaurar de la chica que lee una carta frente a una ventana abierta. La revista Art News* informa que las autoridades del Staatliche

Kunstsammlungen han decidido devolver a la pintura su aspecto original, que incluía un gran cuadro con un cupido en la pared del fondo, que por alguna razón fue cubierto después. Por lo pronto, ya se puede ver parcialmente. Probablemente pase otro año antes de que se termine la restauración completa.
Se sabía desde 1979, cuando analizaron la pintura con rayos X, de la existencia de esa imagen oculta, pero se pensaba que fue el propio Vermeer quien lo había tapado. Sin embargo, en los análisis de laboratorio más recientes se ha comprobado sin lugar a dudas que el cupido fue ocultado décadas después de la muerte del pintor.

El cupido ocultado y ahora semivisible se parece mucho a otro que, también como pintura dentro de la pintura, aparece en un cuadro de Vermeer en la National Gallery de Londres; los especialistas dicen que puede haberse inspirado en una obra atribuida a otro pintor holandés, Cesar van Everdingen, que tenía Vermeer en su casa, pues en un inventario de los objetos propiedad de su viuda hecho en 1676 se incluye la mención de “un cupido”.

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