Elaine Heffner - Psicoterapeuta.Realmente es muy difícil que los seres humanos común y corrientes hagamos algún tipo de ejercicio que nos ayude a despertar la conciencia. En primer lugar, porque no le damos un sitio en nuestro ser; después de mucho escuchar o leer el término, nos puede llegar a parecer algo lógico -aunque no necesariamente entendible- y como consecuencia prácticamente seguimos siendo una “cosa” en el plano terrenal, y todo ello impide o por lo menos limita nuestro desarrollo humano integral, lo que en otras palabras provoca infelicidad.Sin temor alguno a que se pueda calificar como vituperio, puedo compartirles que tuve unos padres “a toda madre”. En donde como afirma Elaine Heffner, doña Josefina desplego en su familia el arte de vivir, no solamente en sus hijos biológicos, sino en algunos niños y jóvenes más, los cuales la “adoptaron” como una segunda madre y hoy comparten la misma tristeza que todos y cada uno de los miembros de mi familia, ante la partida de “mamá Jose”.Claro que ninguna madre o padre es perfecto, los míos, pueden y seguramente tuvieron deficiencias, pero ninguna perversidad. La famosa “chancla”, el cinturón o la manguera de la lavadora siempre estuvieron al alcance necesario para corregir lo necesario. Fueron de la generación de familias grandes, en donde sus miembros se tuvieron que esforzar para alcanzar lo necesario para vivir cómodamente en la medianía, pero sobre todo: honesta y solidariamente.Habríamos de considerar que la “chancla”, ciertamente no despierta conciencias, pero coincido de nueva cuenta con Heffner cuando establece que: “Las decisiones de nuestras madres, especialmente durante nuestra infancia, marcan profundamente nuestra forma de ver el mundo y de transitar por él.“Uno de los grandes retos que tiene toda madre es dar a sus hijos las herramientas apropiadas para se conviertan en buenas personas y, por supuesto, en seres autónomos, con el objetivo de que encuentren el camino de la felicidad”.Las personas, gobiernos, clubes, iglesias y demás instituciones sociales, bien haríamos en ocuparnos en lo que Jany Agostini nos presenta en “El despertar de la conciencia”. APUNTESi realmente queremos un mundo mejor, debemos de trabajar en el humanismo, más que en las tecnologías -que sí propician buenos dividendos-, pero que pareciera que nos alejan de lo verdaderamente importante: la esencia espiritual que todos llevamos dentro, pero que urge descubrir, alimentar y fortalecer.No es más que un hasta luego querida madre, descanse en paz, sus hijos sabremos responder a las exigencias de este mundo, gracias a las múltiples enseñanzas que bien nos enseñó desde pequeños. Me queda claro lo que siempre afirmo don Isidro…”todo lo que son se lo deben a su madre”.cuauhtemoc.cisneros.madrid@gmail.com
