Viernes, 19 de Abril 2024

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Una fiebre anunciada

Se ofrece la oportunidad de participar en el proceso sin tener que someterse al escrutinio, cualquiera que éste sea, de los partidos

Por: Armando González Escoto

Una fiebre anunciada

Una fiebre anunciada

La posibilidad legal de competir en el próximo proceso electoral como candidato independiente ha provocado una eclosión, la cual puede explicarse desde diversos ángulos.

Por un lado se ofrece la oportunidad de participar en el proceso sin tener que someterse al escrutinio, cualquiera que éste sea, de los partidos. Ciertamente el desprestigio de estos institutos políticos es una de las razones por las cuales la vía independiente se ve atrayente, habría que pensar que tal y como hoy están las cosas, el pertenecer o haber pertenecido a un partido equivale a tener antecedentes penales.

Hay riesgos, desde luego, sobre todo si consideramos el extraordinario poder fáctico que hoy constituye la delincuencia organizada. Ya antes los grandes capos impusieron e hicieron ganar a todo tipo de candidatos, desde cualquier partido y para cualquier función en muchas regiones de México. Ahora se ahorrarían el trámite de los partidos e irían directamente a los procesos.

Otro asunto es la enorme dispersión que pueden sufrir los sufragios fortaleciendo el esquema repetitivo de que el triunfador lo es por márgenes mínimos, que no representan para nada a la sociedad. Ni qué decir del tamaño de las boletas a la hora de incluir a cuanto candidato independiente cumpla con el requisito.

Dejando de lado el grave asunto de que la oferta pueda ser aprovechada por los malandrines oficiales, tendríamos que suponer que los aspirantes a tales candidaturas lo hacen porque tienen una propuesta concreta y realizable para el desempeño del cargo al cual aspiran, y que además poseen las cualidades y aptitudes requeridas, no obstante, una vez que ganen se encontrarán con que su proyecto por muy promisorio que sea no puede llevarse a la práctica porque carecen de los apoyos suficientes en la estructura de gobierno. El caso del diputado Kumamoto ha sido en este punto muy excepcional.

La verdad es que un notable número de interesados en una candidatura independiente se mueve por razones muy lejanas a la búsqueda de soluciones reales y concretas a la problemática nacional, siendo más bien atraídos por las nada despreciables ventajas de ocupar un cargo público; lo que no saben a ciencia cierta es por dónde tendrían más posibilidades, si agilizando la militancia en los partidos de moda o eligiendo el novedoso camino de las candidaturas independientes.

Como se ve, el problema de fondo sigue siendo el mismo: nosotros, nuestra idiosincrasia política de muy baja cuna, nuestra tendencia todavía incurable al arribismo, al aprovechamiento de la oportunidad ajena a todo compromiso. No sería exagerado pensar que un muy elevado porcentaje de cuantos hoy se están moviendo en vísperas al próximo proceso electoral lo único que tienen en mente es el dinero y el poder, de sobra saben que en un marco legal donde la rendición de cuentas o no existe o no funciona, medio matarse ahora por un cargo resulta realmente alucinante, es la oportunidad del sexenio, y se estimula desde el ejemplo que dan a todo el país las grandes pugnas internas de los partidos. En este país ningún político se mata por servir, pero sí que lo hacen por lucrar, máxime si lo pueden hacer impunemente.

Armando González Escoto
armando.gon@univa.mx

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