Los narco ordeñadores de hidrocarburos de los ductos de Pemex están convertidos en intocables amos y señores, que ya no les basta tierra firme, y ahora se visten de piratas para atracar también las plataformas y los buques de la petrolera mexicana en sus instalaciones en altamar.De pavor fueron los datos que reveló el lunes pasado el director de Pemex, Carlos Alberto Treviño, de este grave, imparable e impune problema de las tomas clandestinas de hidrocarburos que significa todo una saqueo a la nación, que debilita a esta empresa de todos, y lo más grave, se convierte en una fuente inagotable y multimillonaria de dinero que fortalece el poder corruptor y de fuego de las bandas de la delincuencia organizada.En 2017 este delito le significó a las mafias ganancias de 30 mil millones de pesos. ¡10 mil millones de pesos más de lo que robaron en 2016!Si recordamos que en 2012 el monto de lo robado fue de siete mil millones de pesos, queda claro que estamos frente a una especie de tsunami huachicolero, que prueba el fracaso de la estrategia tomada en mayo del año pasado cuando el saqueo ya era de escándalo, y se formó el pomposo, pero inútil, Grupo de Coordinación contra el Robo de Combustibles en Palacio Nacional. Por la forma en que sigue creciendo este problema es claro que de nada sirvió lo que hicieron ahí la Secretaría de Gobernación, la PGR, la Secretaría de Energía, Pemex, Hacienda, el Ejército, la Marina, y los gobiernos de Puebla, Veracruz, Tamaulipas y Guanajuato.En aquella ocasión lamenté que Jalisco hubiera quedado fuera de ese Grupo. Hoy me queda claro que de nada haya servido porque todos fueron burlados. De cualquier forma, en nuestra Entidad el robo de hidrocarburos es creciente también desde 2014 cuando la operación de estas mafias se empezó a hacer visible por momentos críticos como el asesinato de cuatro militares en el municipio de Huachinango, el desafío de la delincuencia a la PGR al arrebatarle 12 pipas de gasolina robada horas antes aseguradas, o cuando ha sido necesario el cierre de carreteras y desalojar fraccionamientos enteros por el riesgo de ductos que se incendian durante las ordeñas.Mientras el número de tomas clandestinas aumenta año con año en todo el país, al pasar de 213 en 2006 a una cifra récord de 10 mil 363 el año pasado (este año ya van dos mil 274) el número de detenciones disminuye. De dos mil detenidos infraganti en el último año, apenas 100 siguen presos. Mientras en el Senado sigue congelada una iniciativa para incrementar el castigo por este delito. ¿Algún senador cómplice también?jbarrera4r@gmail.com
