Con Andrés Manuel López Obrador instalado en la Presidencia de la República, y como el fundador y líder indiscutible de la 4T, decidió que, en su tierra, el candidato morenista a gobernador de Tabasco debía ser Javier May, uno de sus viejos compañeros de lucha, y no alguien del grupo de su “hermano” Adán Augusto López Hernández, a quien había hecho candidato y luego gobernador ahí mismo, seis años atrás.En esa búsqueda de equilibrios políticos, lo que no calculó AMLO es que la animadversión entre su ex Secretario de Gobernación, ex “corcholata” aspirante presidencial y ahora líder en apuros de los senadores de Morena, y el gobernador tabasqueño, escalara a tal nivel el conflicto, que comprometiera aún más el discurso de “honestidad valiente” que él mismo había degradado en su gestión y que se convertiría en una verdadera bomba de tiempo para la Presidenta Claudia Sheinbaum.El primer torpedo que hizo públicas las profundas diferencias que por años mantuvieron ambos grupos políticos de Tabasco, fue cuando apenas unos días después de haber asumido la gubernatura el 1 de octubre del año pasado, y en medio de una severa crisis de violencia e inseguridad que heredó de Carlos Merino, gobernador interino que dejó Adán Augusto cuando en 2022 lo llamó AMLO para ocupar la Segob, May reveló que todos sabían en aquella entidad que Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de seguridad, nombrado por quien ya era líder morenista en el Senado en sus tiempos de gobernador, era el jefe del cártel de La Barredora, a la que atribuía la trata de personas, el huachicoleo, el cobro de piso y los ajustes de cuentas por narcotráfico, entre otras actividades delictivas que habían convertido el otrora edén en un infierno.Por eso, desde hace casi dos semanas que el coordinador del gabinete de seguridad de May, el general Miguel Ángel López Martínez, reveló que existía una orden de aprehensión contra el ex secretario de seguridad tabasqueño, Adán Augusto ha estado en el ojo del huracán, que por cierto, subió de categoría esta semana con la detención en Jalisco de Ulises Pinto, segundo de Hernán Bermúdez, y con las actas constitutivas de las empresas de éste que salieron de la notaría del senador.La lectura generalizada es que se trata de un “estate quieto” de la Presidenta a uno de los morenistas más importantes de la nomenclatura de la 4T para que defina sus lealtades. O sigue atendiendo instrucciones desde Palenque y las acusaciones de haber tenido un narco gobierno siguen escalando, o se alinea al segundo piso para que baje la tempestad y pueda seguir como como líder morenista en el Senado.En contraste, los senadores que lo arroparon el miércoles en la Cámara Alta e impidieron que la oposición lo cuestionara por el caso Hernán, aseguran que el fuego amigo de Tabasco se debe a la cercanía de Adán Augusto con la Presidenta, y que por ello la defensa de Sheinbaum desde las mañaneras.Lo cierto es que esta disputa por Tabasco, que se salió de control, y sea cual sea su desenlace, dejará un tufo a corrupción y de complicidades de la clase política morenista con grupos delincuenciales que los hacen muy iguales a los que decían no parecerse.jbarrera4r@gmail.com