Con el home office legislativo, las y los legisladores federales ahorran dinero y hasta protegen al medio ambiente.Tras habilitar el sistema de votación remota en la pandemia, la Cámara de Diputados lo adoptó definitivamente. El argumento fue económico.La Dirección General de Tecnologías de Información del parlamento destacó en 2022 que esta medida representa ahorros anuales por 34.5 mdp en transporte aéreo (y sus beneficios ambientales), hospedaje, viáticos, energía y material de oficina. Ese monto es ligeramente inferior a lo que cuesta un mes de salario de los 500 diputados de la Cámara Baja (cobran 79 mil pesos mensuales).Otro beneficio se relaciona con el récord de asistencias, pues disminuyó el ausentismo, se agilizaron las votaciones y difícilmente se cancela una sesión por falta de quórum.Frente a estos argumentos, ¿es una necedad criticar el Sistema Aplicación Portátil para el Registro de Asistencia y Votación (APRAV)?En mi columna anterior -Votar sin pisar San Lázaro (I)- señalé que las y los diputados federales pueden sesionar ilimitadamente en el pleno y comisiones vía remota.Esto les permite registrar su asistencia y voto sólo con apretar un botón de una aplicación móvil que les instala la Cámara. Ni siquiera están obligados a seguir la reunión por Zoom o el Canal Parlamentario porque el celular les envía una alerta cuando se abre el sistema para votar.No todo es ahorro a pesar de que todo es dispendio.Los niveles de asistencia históricos, por ejemplo, podrían ser un dato engañoso cuando se les brinda a las y los legisladores todas las facilidades. Es necesario transparentar y diferenciar cuándo un diputado acude de forma presencial y cuándo de forma remota. Pero sobre todo hace falta un sistema de indicadores de desempeño más allá de las asistencias. La presentación y calidad de sus iniciativas, y la participación en los debates podrían ser un punto de partida.Falta además una mayor regulación de la virtualidad del trabajo legislativo para evitar abusos. El “home office legislativo” crea un mar de alternativas para los diputados “barquito”. Son aquellos idealmente plurinominales, integran apenas un par de comisiones y algún grupo de amistad de un país remoto, y no generan iniciativas ni debate; si antes sólo levantaban la mano, ahora sólo aprietan un botón.Un diputado federal cobra al mes 79 mil pesos de sueldo, pero además recibe 46 mil mensuales por concepto de Gastos de Asistencia Legislativa y otros 29 mil de Apoyo de Atención Ciudadana.De esto hablamos mañana.