Viernes, 26 de Abril 2024

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¡Suben!; política y tarifas de transporte

Por: Diego Petersen

¡Suben!; política y tarifas de transporte

¡Suben!; política y tarifas de transporte

En materia de tarifas de los servicios públicos hay una máxima: haya que cobrar lo que se debe cobrar para poder subsidiar lo que se tiene que subsidiar. En toda sociedad, pero más en una tan desigual como la nuestra, el subsidio a las tarifas de los servicios públicos es una de las pocas palancas que tiene el Estado para generar un piso parejo para los ciudadanos que, sea por el motivo que sea, requieren apoyos. Dicho de otra manera, los subsidios son indispensables, pero no hay nada más inequitativo que los subsidios generalizados, sean a la gasolina, al agua o al transporte público porque lo único que provocan es una mayor distorsión.

La decisión del Gobierno de Aristóteles Sandoval primero de bajar y luego de congelar la tarifa de transporte público generó un círculo vicioso de deterioro de la calidad del servicio y heredó una bomba de tiempo. Lo hicieron según ellos para ganar adeptos en las elecciones y de cualquier forma el PRI perdió las dos, la intermedia de 2015 y la de 2018 y de forma por demás dramática. Lo hicieron, hay que decirlo, en gran medida por la presión del propio Alfaro que, buscando quedar bien con los electores, dijo que no se justificaba el aumento (siempre hay un tuit) y hoy tienen que echar reversa.

El Gobierno de Alfaro ya no tiene margen de error: si ha se subir la tarifa la exigencia en la calidad del servicio debe ser absoluta y sin medias tintas

Elevar la tarifa es la única forma de salir del círculo perverso en que nos metimos: los transportistas hacían como que cumplían y el Gobierno hacía como que exigía. Al final del Gobierno pasado terminaron dando estatus y tarifa de ruta empresa a algunas que claramente no cumplen con las características de ordenamiento, prepago y calidad de conducción. Lo más novedoso del programa que presentó ayer el gobernador es que el subsidio vendrá desde las empresas que se comprometieron a entregar tarjetas de prepago o a aumentar 300 pesos el salario de los trabajadores para amortiguar el golpe. La medida es sin duda plausible, aunque insuficiente si tomamos en cuenta que de entrada la mitad de la economía de este país es informal.

El Gobierno de Alfaro ya no tiene margen de error: si ha se subir la tarifa la exigencia en la calidad del servicio debe ser absoluta y sin medias tintas, con tolerancia cero a los abusos de los transportistas y al maltrato laboral a los choferes. Pero, sobre todo, deberán encontrar para el próximo año mecanismos más amplios y efectivos de subsidio. Una, sin duda, es que la prestación de tarjetas de transporte a los empleados sea, por ejemplo, deducible del 2 por ciento sobre nómina o de algún otro impuesto, de manera que sea más amplio el programa. Otras medidas tendrán que diseñarse para poblaciones específicas como estudiantes o jubilados y deberán estudiarse y medirse para que su aplicación sea eficiente.

¡Suben!

(diego.petersen@informador.com.mx)

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