Viernes, 19 de Abril 2024

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Sin regañar

Por: Guillermo Dellamary

Sin regañar

Sin regañar

Hay una tendencia muy común, en el creer que se tiene el derecho de andar regañando a las demás personas e incurrir, fácilmente, en la falta de respeto y el maltrato.

Muchas personas se auto adjudican la idea de que tienen una cierta autoridad de estar vigilando, corrigiendo y hasta sancionando a los que les quieren hacer ver sus errores y defectos.

Son tan incisivos y persistentes, en su afán de mirar los detalles en las fallas de sus familiares, amigos, colaboradores que hasta se meten con los prestadores de servicio, donde quiera que se encuentren. Acaban siendo tan enfadosos, molestos, persecutores y finalmente regañones, groseros y polémicos, y todo porque creen tener la autoridad sobre muchos temas y principalmente llegan a sentirse como poseedores de la razón y muchas verdades.

Están enfocados en querer corregir el comportamiento de los demás, argumentando de que se trata de ayudar a que sean mejores y que cumplan bien con sus tareas y responsabilidades.

Pueden llegar a ser sumamente críticos y a rayar en buscar el debate y la polémica, tratando de comprobar que no tiene sentido y congruencia lo que los demás hacen y dicen.

El gran problema, es que acaban por "ver la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en sus propias narices". Simplemente no logran verse a sí mismos, están tan inmersos en fijarse en los otros, que se saltan el gran detalle de querer controlar a los demás, en vez de a sí mismos.

Lo peor de todo, es que son muy necios y resulta muy difícil que acepten que su actitud no es la correcta. Es más, creen que tienen la autoridad para seguirlo haciendo (porque sienten que tienen la razón) y además con enojos y malos modos. Y cuidadito y los confrontes, porque montan en cólera.

En definitiva, son personas que pueden ser muy problemáticas y difíciles. Y tampoco es el plan tenerlos que tolerar y soportar. Así que, la mejor salida es intentar convencerlos de que no tienen ni la autoridad ni el derecho de regañar y menos de mala manera. Y si no hay mejoras, pues desde lejecitos, se ven más bonitos.

Por las buenas son muy lindas personas y aportan mucho, mientras no les entre la obsesión de corregir y regañar.

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