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Sensacional encierro de Santa Fe del Campo

Por: Patricio Fernández Cortina

Sensacional encierro de Santa Fe del Campo

Sensacional encierro de Santa Fe del Campo

Domingo 5 de noviembre de 2017. En la tercera corrida de la Plaza de Toros Nuevo Progreso, con una entrada de más de media plaza, se lidiaron seis toros, más uno de regalo, de la ganadería Santa Fe del Campo, propiedad del señor Juan Diego Gutiérrez Cortina. Los nombres de los toros, entre ellos “Oriundo”, seguramente fueron puestos por el ganadero para el recuerdo de su infancia, de esta tierra tapatía, su tierra materna. A las cuatro de la tarde con 20 minutos, la banda de música tocó de nuevo “Que Viva España”, a pesar del cartel conformado por tres mexicanos.

Fermín Rivera comenzó la tarde con un extraordinario toro berrendo, de nombre “Mayito”, que salió alegre desde la puerta de toriles. A pesar de las series de derechazos y naturales, rematadas con pases de pecho, tuvo el torero el infortunio de pinchar varias veces y recibir un aviso, obteniendo salida al tercio. Su segundo toro, un cárdeno oscuro, no ayudó ya que sus manos eran débiles y no embestía. Luego de media estocada, Rivera lo tuvo que descabellar. Con el tercero, el de regalo, otra fue la faena, pues con emoción del público lo recibió hincado sobre la arena con dos largas cambiadas, haciéndole después una brega acompasada hasta el caballo. Un toro bravo al que, a pesar del poco recorrido, Fermín logró sacarle muy buenos pases. Por su hambre de triunfo y torería, obtuvo una oreja.

Joselito Adame toreó al segundo de la tarde, un toro negro bragado de bonitas hechuras y gran nobleza, que también perdía las manos acusando debilidad. Con el capote toreó por chicuelinas y tafalleras, con lo que se dice arte, y con la muleta dio buenos derechazos con maestría, citando al toro pasándose la tela por detrás, quedando a centímetros de los pitones. Mató recibiendo, y cuando la gente se preparaba para sacar sus pañuelos, el juez concedió el rabo, ante el desacuerdo general en los tendidos. Su segundo toro, un negro bragado bien hecho y muy bravo, arrancó de lejos hasta el caballo derribando al picador. Embestía por naturales y también por derechazos, mostrando la casta de que está hecha esta ganadería. Sin embargo, el torero falló con la espada y fue todo para él en esta buena tarde de toros.

Octavio García “El Payo” tuvo un primer toro complicado, con el que no obtuvo nada. Pero el segundo, “Oriundo”, un toro con toda la palabra, con el trapío y la bravura de las que dan tanto gusto que existan en esta Fiesta, se despachó por naturales y derechazos, rematando con un desdén y luego con trincherazo. Mató bien a ese toro bravo que siempre fue, y al que la gente despidió con sonoros cantos de ¡toro, toro, toro! “El Payo” recibió dos orejas por esa faena, ante la insistencia del público.

Ayer por la tarde tuvimos la suerte de disfrutar de la esencia del arte del toreo, cuando se conjugan los dos personajes: el toro y el torero. Fue una tarde en la que los tendidos se llenaron también de niños y jóvenes. Una tarde en la que una señora llevaba de la mano a su padre abrazando el arte. Y a pesar de las diferencias de opinión que suscitó el rabo que fue otorgado, lo cierto es que, en una corrida de toros como ésta, en la que la tarde iba cayendo más pronto por el horario de invierno, nuestros ojos pudieron disfrutar cada pase y embestida con la luminosidad de los cuadros de Lara y la poesía de Benítez Carrasco.  

Ante las protestas de un sector de los tendidos, el juez de plaza concedió a Joselito Adame orejas y rabo en su primero de la tarde. EL INFORMADOR/G. Gallo

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