Martes, 23 de Abril 2024

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Salven el mundo, renuncien por tarados

Por: Ivabelle Arroyo

Salven el mundo, renuncien por tarados

Salven el mundo, renuncien por tarados

¿Quién fue el primero que puso en Peña la culpabilidad? Asesino, traidor, vendepatrias, inepto, ignorante, banal, monolingüe, chaparro y corrupto fueron algunos de los adjetivos que, menos de un año después de su toma de protesta, sustituyeron el grito aquél de “Enrique, bombón, te quiero en mi colchón”.

La decepción fue mayúscula y los colchones fueron rápidamente retirados por las y los (aquí sí viene a cuento la distinción de género) enamorados del Presidente. Más que decepción, se construyó un odio nacional que fue alimentado por las malas decisiones y las incorrectas prácticas de la administración que termina.

Pero ¿quién empezó? Porque ese que inició el fuego de la bilis nacional ya está azuzando nuevamente una fogata. Andrés Manuel López Obrador aún no sale de la luna de miel electoral pero ya hay gritos de ignorante, incongruente, fifí y desastroso. Ya en el colmo del enojo, en redes se empieza a popularizar el hashtag #AMLORenuncia.

Lo mismo acontece en los estados que tuvieron cambio de Gobierno. En la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum es ya responsable de problemas de corrupción no atendidos en las demarcaciones; en Morelos Cuauhtémoc Blanco es responsable de las decisiones que no han tomado sus acompañantes inexpertos y en Jalisco el gabinete de Enrique Alfaro ya fue demolido a palos.

Si esta actitud fuera alimentada por una visión crítica sobre nuestros gobiernos, habría de aplaudirse. Pero digámoslo sin ambages: es visceral. Nace de la silvestre ocurrencia de pensar que ya hay un nuevo responsable de la realidad. Y esa idea proviene de la profunda equivocación de pedir bienestar a los gobiernos y de creer que quitando a uno malo puede llegar uno que “ahora sí”, cambie las cosas.

Las cosas pueden cambiar, claro. Pero no las cambian los gobiernos y, mucho menos, los titulares de estos, que, por si no se habían dado cuenta, son humanos como el que más.

En España, Brasil, Estados Unidos o México, la anhelante demanda por súper héroes que traigan armonía, opulencia y paz, ha conducido al éxito de políticos que mienten más que los demás y que, irresponsablemente, asumen el encargo que la sociedad infantil y necesitada de salvadores, deposita en ellos. Sí, no se preocupen, yo me encargo.

La visceral actitud contra los gobernantes entrantes y la anhelante demanda de súper héroes son dos caras de la misma moneda. Aristóteles Sandoval no provocó el aumento de muertos y Enrique Alfaro no es la solución mágica. Los dos forman parte de instituciones gordas en las que confiamos de más.
 
La lealtad en el gabinete

Una de las críticas racionales al gabinete anunciado por Enrique Alfaro es el peso que tienen la lealtad y el amiguismo. Difiero. Primero, porque hay funcionarios de distintos orígenes, segundo, porque es necesario hacer un primer saque con un equipo de confianza, y tercero, porque la lealtad, ya se ve con Héctor Pizano, es una virtud (y una tara) temporal.

(ivabelle@gmail.com / @ivabelle_a)

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