Martes, 16 de Abril 2024

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Saludar a la mamá del Chapo

Por: Diego Petersen

Saludar a la mamá del Chapo

Saludar a la mamá del Chapo

Un importante editor de fotografía de diarios y revistas tenía una máxima aparentemente contradictoria: “Si la foto es mala, crécela, así lucirá al menos por grandota”. Algo similar hace López Obrador con sus pifias. Cuando comete errores garrafales, como ir a saludar a la mamá de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, en lugar de rectificar lo hace ver como algo absolutamente intencionado. 

Hacer de los errores humanos virtudes políticas es una de las características de los grandes estadistas, pero todo tiene un límite. Insistir en que volvería a saludar a la mamá del “Chapo” es crecer la foto, tratar de convencernos de que no se trató de un grave error político sino de una estrategia de pacificación, una forma distinta de acercarse al problema, de contagiar moralmente a los delincuentes, para usar las palabras de Gatell, el subsecretario de Adulación Presidencial (que quede claro, el mero mero secretario es Ackerman).

La estrategia de López Obrador contra el crimen organizado es la militarización del país

El problema es que la moralidad, lo que sea que se entienda por ello en política, no se contagia como el coronavirus, no es diciendo pórtense bien o los acuso con su abuelita, ni dando el ejemplo, ni siquiera barriendo la escalera de arriba para abajo como se acaba con el problema de crimen organizado, sino fortaleciendo a las instituciones y construyendo un verdadero Estado de derecho, y en eso no hemos avanzado un ápice. Siendo generosos podemos decir que estamos exactamente donde mismo que hace 20 meses cuando comenzó el sexenio.

La estrategia de López Obrador contra el crimen organizado, la real, no la del discurso ni la imaginada, ni la platicada en las mañaneras, es la militarización del país, paradójicamente la misma que llevó al fracaso a Felipe Calderón. Los creyentes y seguidores de ambos verán enormes diferencias entre uno y otro, pero los dos quedaron, por la urgencia, atrapados en la lógica castrense. Calderón exacerbó la violencia; López Obrador no ha podido reducirla. El derrotero, tristemente para el país, es el mismo. No estamos construyendo una mejor justicia, la inteligencia y los recursos no están puestos en la procuración de justicia y el Estado de derecho, sino únicamente en el combate que los marinos y militares puedan hacer al crimen organizado.

Volver a saludar a la mamá del “Chapo”, aunque no lo haga, es una terrible metáfora de la terquedad. Lo peor es que en ello va implícito que también volvería a negar la mejilla a Javier Sicilia para que lo besara, o que no le daría la mano a quienes desde la sociedad le exigen al gobierno seguridad, porque eso mancilla la investidura presidencial. Espero equivocarme, pero, en esta ruta, en seis, ocho o diez años estaremos hablando del García Luna del sexenio de López Obrador y peor aún, de cómo regresar al Ejército a los cuarteles.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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