Viernes, 19 de Abril 2024

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"Recuerdos de la boda del tío Tolito"

Por: Carlos Enrigue

"Recuerdos de la boda del tío Tolito"

Por artes de la memoria de un pariente que por pena con los hechos que narraremos no quiso que su nombre apareciera, por ningún motivo, en este relato pero al recordarlo nos dimos cuenta de que estos hechos tienen que ver con oradores, pero éstos de carácter eclesiástico, si se quiere singulares pero oradores.

No puedo saber cual es la situación actual de estos, pero recuerdo cuando yo era niño, que aunque lejano, si fui niño, había grandes oradores sagrados, de los que yo recuerdo algunos como don Amando J. De Alba, don Manuel F Cordero y don José Ruiz Medrano, todos de fama y su arte era apreciado y los templos donde ellos predicaban se abarrotaban de feligreses. De sus sucesores poco sé. Debe de haber ahora mismo grandes oradores eclesiásticos que yo no conozco sin embargo de los que me gustaría saber.

La oratoria sagrada tuvo en el caso de Tolito, una parte importante, aunque de hecho lo casó un cura de pueblo, que había sido elegido por los contrayentes con cierta urgencia porque venía gente y a Meme le urgía, el hecho es que era un clérigo bastante rustico pero para mi y para muchos su fervorín fue memorable y se los cuento.

Divagaba el sacerdote sobre el principio teológico de que “matrimonio y mortaja del cielo baja” y para enfatizar el hecho preguntó a los asistentes si ¿alguien de los concurrentes deseaba casarse con la tía Meme? -a la que señaló- desde luego ninguno de los asistentes dijo nada, después señalando a Tolito preguntó de nuevo a las damas presentes ¿alguna mujer presente desearía casarse con este joven? Recorrió con su vista a la concurrencia, sin que hubiera reacción alguna. Con gran satisfacción por aquello que consideró como la prueba de su teoría les dijo: ya ven, está probado que nada más ustedes quieren casarse entre ustedes ¡están hechos el uno para el otro!

Y siguió diciéndole a Tolito, mira Tolito: tienes que ser muy cuidadoso en tu vida. Tienes que ser muy fiel. Te contaré: había en el pueblo una ranita que tenía unas nalguitas preciosas y gozaba de fama en el entorno, donde las lucía; pero un día que iba al pueblo al pasar la vía del tren éste le rebanó el trasero y la pobre ranita al sentir el corte se enloqueció y de inmediato pensó en recoger sus partes e ir con un cirujano para que se las volviese a poner, por lo que desesperada en cuanto pasó el tren se lanzó de bruces sobre la vía para recuperar sus pompis para llevárselas al cirujano y reponerlas, con lo que no contaba la ranita era con que el tren se echó en reversa y le cortó la cabeza. Así, hijo mío aprende la moraleja… ¡No vayas a perder la cabeza por unas nalgas!

Y supongo el tío habrá hecho caso del fervorín.

@enrigue_zuloaga

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