Jueves, 02 de Mayo 2024

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¿Qué hacemos con los niños en situación de calle?

Por: Rubí Bobadilla

¿Qué hacemos con los niños en situación de calle?

¿Qué hacemos con los niños en situación de calle?

Día a día es común ver a niñas y niños trabajando en las calles de la ciudad bajo el sol. Ni sus condiciones ni su infancia son las que deberían de estar gozando.

Están ahí por la pobreza en la que viven, se vieron obligados, en muchos casos por sus familias, a trabajar en calle para ganar algunos pesos, hacen suertes en los sémaforos, venden dulces, limpian vidrios, pegan calcomanías o simplemente piden una moneda para comer.

Este 12 de abril, Día internacional de los niños y niñas en situación de calle vale la pena recordad que el artículo 47 de la Ley Federal del Trabajo prohíbe que menores de 15 años de edad se dediquen a cualquier tipo de actividad remunerada que pueda ser considerada como trabajo, sin embargo, observando las calles de la ciudad es sencillo darse cuenta que esto no se cumple, pues diariamente centenas de niños salen a las calles a conseguir el sustento de sus familias.

Si bien en muchas de las ocasiones son usados por sus padres para generar compasión en los transeúntes, lo cierto es que ellos no tienen la culpa, deberían estar disfrutando de las cosas que cualquier niño o niña goza, como el jugar, ser cuidados y protegidos por sus padres, tener un techo digno dónde dormir, ir a la escuela.

Su estancia en calle no solo se vuelve peligroso por los riesgos que envuelven a la vía pública como los automóviles o los robos, sino que se convierten en un blanco fácil del crimen organizado, que bajo la promesa de altos ingresos los enlista a sus filas desde edades tempranas aprovechándose de su condición de vulnerabilidad.

Tampoco se salvan de la violencia en casa o del riesgo ante el consumo de drogas desde la infancia que después se convierte en adicciones, no se salvan de los abusos ni del riesgo de trata de personas y hasta de posibles violaciones.

Muy pocos van a la escuela, duermen hacinados en cuartos en la periferia de la ciudad o en cuartos de hotel en malas condiciones donde se les ofrece pasar la noche por 50 o 100 pesos. Aunque la mayoría vive con sus familias, hay quienes no, y se acompañan de otros menores en los rincones de la ciudad.

De acuerdo con el DIF GUadalajara, mientras en 2013 se había identificado a poco más de 200 nilos trabajadores en las calles, para el año pasado la cifra había crecido por arriba de los 500. Esto solo en el municipio de Guadalajara, pero de acuerdo con la UNICEF, en América Latina hay unos 40 millones de menores en esta situación. 

La causa: la desigualdad. El pobre no es pobre porque quiere. Porque aunque esos niños salgan todos los días a trabajar a las calles, su situación difícilmente cambiará debido a la marginación en la que viven.

Y no se trata solo de darles una moneda al salir a la calle, pues eso no cambiará su situación, sino que solo les permitirá salir el día y motivará a que regresen mañana.

Se trata de un problema que, en primer lugar debe atenderse de fondo. Las autoridades deben trabajar para eliminar la pobreza extrema, facilitar el acceso a la educación y en general, mejorar las condiciones de vida de las infancias a nivel integral, no atacar con parches como el ofrecerles una despensa al mes o darles juguetes en Navidad.

Las autoridades deben comprometerse a sacarlos de las calles, pero si no pueden solos, otra forma de hacerlo es apoyando a las organizaciones civiles que se encargan de ello, pues son ellas las que tienen el expertise y conocimiento de cómo actuar, acercarse a ellos, y qué ofrecerles para mejorar sus condiciones de vida. 

Volteemos a verles, no son invisibles, están ahí para recordarnos que no todo el mundo goza de los mismos derechos que tú y que yo.

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