La emigración en busca de mejores condiciones económicas hacia los Estados Unidos es un fenómeno que por décadas ha sucedido en el medio rural. Y es un hecho muy generalizado que a partir de esa migración se produzca una corriente de ingresos, vitales para las comunidades, que llegan desde el Norte a los lugares de origen de los trabajadores.El lugar de residencia en el territorio nacional será siempre la fuente de arraigo y de referencia para quienes lo dejaron atrás en busca de un mejor sustento para ellos y sus familias. Es por ello que tantas poblaciones serán después el punto de regreso y de reencuentro con sus raíces. Un regreso cíclico y en ocasiones definitivo.Esas poblaciones, una gran cantidad en el país, serán receptoras a través del tiempo de apoyos económicos que, en muchos casos, redundan en adiciones constructivas al entorno físico. Primero, en términos familiares, pero que también pueden en múltiples casos reflejarse en los ámbitos públicos. La fuerza económica generada por el trabajo de los migrantes debe entonces ser encauzada para un mejor resultado para toda la población.El modelo sobre el que por siglos se desarrollaron los pueblos mexicanos responde directamente a una cultura compartida. Las modernidades sucesivas han introducido cambios y alteraciones, no siempre favorables. Sin embargo subsiste una especie de instrucción genética que es la fuente de adecuación de la localidad con su medio, del acuerdo de los modos de vida con el marco físico edificado. Pero esta condición siempre estará abierta al futuro, a los cambios y adaptaciones que el devenir humano exige.Es por lo anterior que las poblaciones nacionales debieran de contar con una imagen, una representación coherente y comprensible de lo que podrán ser en el devenir del tiempo. Un concepto bien aterrizado de sus posibilidades expresadas de manera tal que logren un acuerdo entre la comunidad y se conviertan en un objetivo compartido. Un modelo al que los beneficios económicos puedan responder y que constituya en la mentalidad de los migrantes una meta común a alcanzar.El gran esfuerzo que constituye buscar en el extranjero mejores condiciones de vida tendrá así un arraigo natural en cada lugar de origen. Y será allí en donde las perspectivas de un futuro a mediano plazo podrán ser fincadas. Corresponde a la autoridad, y a la sociedad civil, establecer el modelo deseable de la población que acoja de nuevo a quienes por un lapso más o menos largo, tuvieron necesidad de emigrar. Y que de esta manera, con una conciencia clara de las posibilidades de su lugar de origen, contribuyan a encaminar las acciones de acuerdo a una imagen común y a una expectativa de bienestar y progreso coherente con su cultura, sus raíces y aspiraciones.jpalomar@informador.com.mx