Por muchas razones. Tal vez la primera sea porque son una lección contundente de vida urbana. O de vida, muy simplemente. Están, todavía, por la notable calle de Frías, esquina con la de Reforma. Se ignora a quien pertenezcan, pero indudablemente el dueño le apuesta al abandono, la demolición y la ganancia a costa del patrimonio de todos. O vamos a suponer que, ojalá, sea simple descuido, algún problema legal…La hilera de 10 casas que ocupa toda la cuadra fue edificada, muy probablemente, en los tempranos años 30 del siglo pasado. Su filiación responde con fidelidad a la de la Escuela Tapatía de Arquitectura. Así lo hace evidente su partido tradicional que incorpora zaguán, patio, ventanas verticales, uso de las artesanías locales, juego, invención, buen gusto. Podrían deberse a la mano de Rafael Urzúa, de Pedro Castellanos.Desde que fueron edificadas se integraron con toda naturalidad a su barrio (que hoy, genéricamente, es el de Santa Teresita). Una vigorosa veta popular –nunca populachera– les confirió una ejemplar adecuación al contexto. Llegaron allí para ser la habitación de 10 honradas familias que sin duda fueron parte activa y actuante de un buen vecindario tapatío. La forma de vida que las moradas proponen, su modesta amplitud, su particular expresión que les presta identidad dentro del conjunto, su atinada distribución, su alegre carácter las volvió una intervención ejemplar en el contexto.Rodaron los años y quién sabe qué haya pasado, cómo cambiaron de manos. El caso es que fueron desocupadas y podrían tener ya un par de décadas en el abandono. ¿Fines especulativos? ¿Tontería, o los mencionados problemas legales? ¿Intenciones de hacer un tóxico estacionamiento más? Lo que sí puede afirmarse es que es un conjunto arquitectónico y urbano de muy alta valía que las autoridades correspondientes han sido omisas en proteger y promover adecuadamente. ¿Cómo hacer esto?Es bastante sencillo. Primero, ponerse de acuerdo con el propietario y hacerle saber claramente que las casas es un patrimonio cívico que NO se puede demoler y que debe ser restaurado. Y que es posible hacer lo anterior muy costeablemente. ¿Cómo? Haciendo de 10 casas 20. Un arquitecto apto puede elaborar un proyecto razonable de densificación mediante el que las azoteas actuales reciban una bien dispuesta e independiente vivienda remetida. El barrio es actualmente muy solicitado, para renta y venta. A la ciudad le urge repoblarse. Las condiciones están dadas: un buen negocio para el propietario y un muy benéfico arreglo para el contexto en el que el conjunto se inscribe.Se podría seguir razonando largamente, dando motivos por las que las actuales ruinas constituyen una valiosa herencia de Guadalajara. Baste decir que su salvamento sería un ejemplo invaluable para muchos otros casos parecidos. Baste decir que estas líneas son un llamado respetuoso pero enérgico para que las autoridades concernidas, municipales, estatales y nacionales (INBA) actúen, por una vez, con eficacia y oportunidad. Conste.
