Lunes, 29 de Abril 2024

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¡Por fin!

Por: Armando González Escoto

¡Por fin!

¡Por fin!

Ha llegado el día esperado, no más campañas políticas al menos por tres años. Pero ¿cuál es el balance que podemos hacer sobre el proceso?

Primeramente constatar y lamentar que el costo de nuestra democracia lejos de disminuir y adecuarse a nuestras circunstancias, ha aumentado desmedidamente. La agenda del triunfador debe incluir urgentemente una reforma profunda sobre este punto.

Advertir igualmente el impacto que sobre la opinión pública han tenido las encuestas, un impacto extraño que hace que una gran mayoría de personas considere los datos de los encuestadores como resultados electorales ya establecidos, mismos que desalientan el voto o influyen en la decisión del votante en el sentido de que votará de acuerdo a lo que las encuestas dijeron, no con base a su propio y personal discernimiento.

La mercadotecnia por su parte ha sido avasalladora o ha pretendido serlo. Al parecer los mercadólogos no tienen ni los principios ni los valores de una ética universalmente reconocida, por lo mismo diseñan sus videos, anuncios, spots o lo que sea a tenor de la paga que reciben no de la calidad de los productos que promueven, a fin de cuentas aún los precios más exorbitantes que la mercadotecnia exija no los pagan los candidatos ni sus partidos, los paga la ciudadanía.

Considerar, en nuestro caso local, que la coincidencia de procesos electorales federales, estatales y municipales, en los tres niveles de gobierno, si bien ha tenido la ventaja de resolver en un solo periodo la cuestión sucesoria, por otra parte ha producido el que la ciudadanía totalmente inmersa en la campaña federal, ignore, se despreocupe y desatienda lo que es más importante, las campañas locales. Seamos conscientes de que nuestros problemas inmediatos y concretos se resuelven por medio del municipio, no de la presidencia de la república; también en lo que respecta a nuestras oportunidades. De la misma forma, la elección estatal no es como para pasarla a un tercer plano.

La complejidad del asunto es tan grave que difícilmente podemos encontrar a un ciudadano que sepa quiénes están contendiendo para ocupar los quinientos curules de la Cámara de diputados, o los treinta y nueve que compiten por el Congreso de Jalisco, dígase lo mismo del senado de la República ¿quién va a decidir esos puestos y hasta qué punto la ciudadanía está conforme con los modos que para ello se siguen?

En cierta forma los congresos son siempre una sorpresa para todos, son como los actores inesperados que de pronto descubrimos una vez que se corre el telón y aparecen todos muy felices y contentos ostentando su nuevo cargo, muy bien vestidos y haciendo cuentas de todo el dinero que de pronto van a recibir, independientemente de que tengan la capacidad para desquitarlo, o un historial limpio que los avale para un trabajo de tanta trascendencia. Algunos son actores nuevos, otros son los de siempre pero ahora representando a otro partido o en otra cámara, o fungiendo de independientes, brincando de lo federal a lo estatal y viceversa.

En pocas palabras y pese a los recursos que se quiera citar, todo indica que hemos vuelto a hacer lo mismo, o mejor, que la clase política ha vuelto a hacer de las suyas, mientras que la ciudadanía ha vuelto también a quedarse sólo mirando.

armando.gon@univa.mx

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