Viernes, 29 de Marzo 2024
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Patrimonio municipal y crecimiento vertical

Por: Diego Petersen

Patrimonio municipal y crecimiento vertical

Patrimonio municipal y crecimiento vertical

La venta de predios municipales para generar desarrollo vertical en la ciudad ha desatado una sana y necesaria discusión. Hay, como suele suceder, argumentos válidos por los dos lados, pero unos, me parece, más sólidos que otros. Durante muchos años se discutió que por falta de planeación la ciudad (toda no solo el municipio) no había sido capaz de generar reservas urbanas para incidir positivamente en el desarrollo. Hoy discutimos si la venta de predios municipales es o no una buena estrategia para influir en el rumbo de la ciudad deseada.

Son dos los predios que más controversia han causado: el de Pedro Moreno y Marsella y el del Registro Civil Número Uno, en la avenida Alcalde

Son dos los predios que más controversia han causado: el de Pedro Moreno y Marsella, un edificio propiedad del Ayuntamiento pero que está tan mal que no tiene otro destino que tumbarlo, y el del Registro Civil Número Uno, en la avenida Alcalde. El de Pedro Moreno está a una cuadra de Chapultepec, en el corazón de hippsterlandia, la colonia de mayor dinámica social y urbana; el del registro Civil está justo donde comienza el nuevo Paseo Alcalde en la zona donde las actuales administraciones han apostado más en los últimos años. Desde esa perspectiva es, de entrada, una mala idea financiera vender en este momento, pues todo hace pensar que en unos años valdrán mucho más, pero eso es lo de menos.

El Ayuntamiento defiende que, ante la falta de tierra urbanizable en Guadalajara, vender algunos predios para generar desarrollo es la única forma de incentivar el desarrollo vertical ordenado. El argumento puede ser válido para ciertas zonas de la ciudad donde este fenómeno no ha alcanzado los niveles deseados, por ejemplo, el terreno del antiguo rastro de pollos que se vendió con el mismo fin en avenida Federalismo frente al Panteón de Mezquitán, pero cuesta trabajo pensar que hay que incentivar Chapultepec, cuando lo que tenemos es una confrontación no por natural menos intensa, entre vecinos, desarrolladores y autoridades por exceso de proyectos. El predio se vendió, además, en una cantidad que suena, a simple vista, ridícula, por lo que queda un mal olor a favoritismo, pago de favores o al menos de poca transparencia.

El argumento de fondo, sin embargo, para oponerse a la venta de estos edificios es que la ciudad tiene cada vez menos espacios para la generación de infraestructura comunitaria. El predio de Alcalde que está en medio de una nueva zona en desarrollo podría tener muchos otros destinos, pues si efectivamente se convierte en un nuevo polo, como es la apuesta, la zona va a demandar otro tipo de servicios. Que el Registro Civil ya no tenga sentido no significa que no se le pueda dar otros usos públicos a ese predio.

Las ciudades deben pensarse con lógica de mediano plazo, y en esta estrategia de venta pareciera que lo que hay detrás son las prisas de una administración y no la planeación de una ciudad con visión de futuro.

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