Viernes, 26 de Abril 2024

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Otro tiroteo… y no se hace nada

Por: Daniel Rodríguez

Otro tiroteo… y no se hace nada

Otro tiroteo… y no se hace nada

El 25 marzo del año pasado en nuestra reflexión de este mismo espacio llevaba por título ‘Las armas, la otra pandemia’. En ella hicimos referencia al mensaje en Twitter que escribió el ex presidente Barak Obama sobre los recientes -en aquel entonces- tiroteos y muertos en Atlanta y Colorado, donde decía que “Es tiempo que los líderes escuchen al pueblo estadounidense cuando dicen que esto ya es suficiente”. Ese mismo día el presidente Biden -solo a unas semanas de asumir el cargo- expresó que la violencia con armas “es un asunto bipartidista; es un asunto de América; necesitamos salvar vidas; necesitamos actuar”.

Han pasado 14 meses desde aquellos pronunciamientos y ¿que ha pasado? Nada.

Ayer, un joven de origen mexicano, llegó armado a una primaria en una pequeña población entre San Antonio y la frontera con México, disparó a mansalva, dejando un saldo de por lo menos 19 estudiantes menores de edad y un profesor sin vida.

Una tragedia más a la extensa lista de incidentes donde personas con fácil acceso a las armas, llenos de frustración o problemas mentales, se desquitan en centros escolares o lugares de reunión masiva, quitándole la vida a inocentes semejantes que pasan a ser las víctimas de los problemas sociales y un número más en las trágicas estadísticas.

En Estados Unidos, en lo que va de este año, ya son 212 tiroteos masivos, según Gun Violence Archive (GVA), destacándose el de hace unos días en Búfalo, donde un joven asesinó a 18 personas, y el de ayer en Uvalde, Texas.

Cada vez que sucede una tragedia, se levanta la voz por parte de los legisladores y los ciudadanos que ''algo se tiene que hacer”, pero no pasa nada. Todos hablan de cambiar las regulaciones para impedir el fácil acceso a las armas, pero nadie actúa. Todos se amparan en la Segunda Enmienda de la Constitución, que protege el derecho de poseer y portar armas de fuego, y que además es parte de la Carta de Derechos.

Ayer, desde el Capitolio en Washington se escucharon nuevamente las voces de enojo. Lo mismo sucedió desde el avión Air Force One donde viajaba de regreso a Washington el presidente Biden procedente de Asia, que lamentó la tragedia y minutos después de arribar en su mensaje desde la Casa Blanca. “Estoy enfermo y cansado”, dijo Biden al referirse a los frecuentes tiroteos.

Además de la implementación de protocolos más estrictos para comprar armas -no la prohibición que provocaria un mercado negro imposible de contener-, se debera enfocarse en la raiz del problema que originan que mentes inestables, muchas veces trastornados por las frustraciones y drogas, asesinen a sus semejantes. El problema va más allá del fácil acceso a las armas. Es un problema complicado de un sector del tejido social enfermo que se ha dejado crecer y que tiene ‘podrido’ el cerebro de mentes débiles. Es una pandemia que va creciendo, para la que no hay vacunas y a la que hay que atacar con rapidez antes de contagiar a toda la sociedad y que se colapse. ¿Usted, qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net

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