Jueves, 28 de Marzo 2024

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Nosotros no tenemos la culpa

Por: Laura Castro Golarte

Nosotros no tenemos la culpa

Nosotros no tenemos la culpa

Por primera vez escuché que alguien públicamente afirmó que la sociedad mexicana ha hecho su tarea y que es el gobierno el que no se esfuerza por combatir la corrupción con medidas de fondo y no paliativos o remedios demagógicos y efímeros, insustanciales en verdad, desde aquellos tiempos de la “renovación moral” y de “la corrupción somos todos” hasta la muy reciente de que es una cuestión cultural.

Eduardo Bohórquez, director ejecutivo de Transparencia Mexicana es a quien me refiero y lo hizo al hablar en una entrevista sobre el Índice de Percepción de la Corrupción 2017 que ese organismo acaba de publicar junto con Transparencia Internacional. Más allá de los datos duros que son demoledores, me llamó la atención que manifestara una postura opuesta a la del Presidente de México, por ejemplo, quien minimiza la corrupción en el país y se lava las manos al echarnos la culpa a todos.

Al aludir a las declaraciones de Peña Nieto, Bohórquez dijo que si es un asunto cultural, entonces otros países de la región deberían estar en la misma situación como Uruguay, Chile o Costa Rica, los países mejor evaluados de América Latina; y a la pregunta de si la sociedad en México no había hechos su tarea al respecto, él respondió que sí la ha hecho y habló de los ejemplos de sociedad civil organizada o no que se manifiesta y lucha desde diversos frentes para denunciarla y combatirla. No es culpa de la sociedad, es más bien el gobierno en sus diferentes órdenes y niveles el que no está haciendo lo suficiente para atenuarla primero y luego para erradicarla con todo y que hay una clara conciencia de que no hay naciones cien por ciento “limpias”.

Claro que este dato no es para que sirva de consuelo, pero qué mal estar en la posición 135 de un total de 180 países, con 29 puntos de calificación cuando el puntaje más alto es de 89, sesenta más, y corresponde a Nueva Zelanda. México está en el mismo nivel que República Dominicana, Paraguay y Honduras entre los países de América Latina, y en el contexto de las 180 naciones, coincide con Rusia, Kyrgyzstan, Laos, Papúa Nueva Guinea y Rusia, sí, nada menos y nada más.

El Sistema Anticorrupción, que ha generado tantas resistencias entre la clase gobernante, es una de las razones a que atribuye Transparencia Mexicana el hecho de que México perdiera un punto en la calificación (tenía 30 en 2016) y por supuesto que este Índice de Percepción, que se construye vía encuestas sólo a expertos y líderes de opinión de todo el mundo, es reflejo de una realidad y no sólo de una idea, no son “afiguraciones” pues.

Transparencia emitió cuatro recomendaciones específicas a México en las que es preciso insistir, con más razón ahora que están por empezar las campañas e iniciará un nuevo gobierno a partir de diciembre, a saber: 1. Asegurar la correcta implementación del Sistema Nacional Anticorrupción en todo el país; 2. Incorporar a la Unidad de Inteligencia Financiera y al Servicio de Administración Tributaria en el Sistema para fortalecer las investigaciones de lavado de dinero; 3. Crear una Fiscalía General de la República capaz, autónoma e independiente para asegurar que la política anticorrupción del país no dependa ni de la política ni de intereses privados y 4. Avanzar hacia sistemas de información interoperable y automatizada de todas las instituciones públicas, incluyendo la máxima publicidad y formatos abiertos respecto del financiamiento a partidos políticos y sus proveedores (https://www.tm.org.mx/ipc2017/).

Ahí está el trabajo hecho sólo para aplicarlo e idear otras medidas para blindarnos lo más posible contra la corrupción y todas sus bifurcaciones.

Quiero volver a la postura de Bohórquez en cuanto a que la sociedad ha hecho su tarea. Lo creo y en otros momentos lo he escrito y defendido. Es fácil echarle la culpa de todo a la sociedad, a una masa informe e impredecible, diversa y desigual, a cualquiera le puede quedar el saco o no. Qué fácil decir que la gente no participa cuando, cuando lo hace, es criminalizada y reprimida; qué fácil asegurar que las masas son las responsables cuando desde el gobierno se mantiene pobreza e ignorancia deliberadamente para garantizar la compra/venta de votos; qué fácil decir que la sociedad es parte de la corrupción cuando las instituciones del Estado no funcionan y orillan a eso para que las cosas, muchas cosas caminen, qué fácil.

Nosotros no tenemos la culpa. México requiere con urgencia una purga de su sistema de gobierno, de la burocracia, del sistema electoral y de partidos, incluso de algunas cúpulas empresariales; y necesita líderes que pongan el ejemplo y conduzcan a esta sociedad a otros niveles de convivencia, de una mejor y más sana y más limpia convivencia. 

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