Jueves, 28 de Marzo 2024

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No hay que olvidarse de “El Flaco”

Por: Raúl Romero

No hay que olvidarse de “El Flaco”

No hay que olvidarse de “El Flaco”

“Cada vez que Argentina se aleja de Menotti, sufrimos”, dice Jorge Valdano refiriéndose a las ideas de César Luis “El Flaco” Menotti, director técnico que le dio a la Albiceleste su primer campeonato del mundo en 1978.

México podría decir lo mismo, considerando que Menotti dirigió a la Selección mexicana por 18 meses entre 1991 y 1993, un lapso que le bastó para cambiar para siempre la cara del Tri.

Como jugador, Menotti fue un centro delantero no particularmente dotado, cuyo principal logro fue ser el sustituto de Pelé en el Santos de Brasil.

Fue como entrenador que “El Flaco” alcanzó el renombre y la gloria. En 1973 ganó el campeonato argentino con el humilde Huracán y cinco años después se coronó campeón del mundo con un equipo en el que jugaban Kempes, Ardiles y Passarella.

Fue tan grande la influencia de Menotti, que la afición argentina se dividió entre “Menottistas” y “Bilardistas”, es decir, los convertidos a las ideas de “El Flaco” o a las de Carlos Salvador Bilardo, el entrenador campeón del mundo con Argentina en 1986.

Es imposible evitar sospechar que el “Menottismo” y el “Bilardismo” rebasan los límites del futbol. Menotti es ético y estético, mientras Bilardo es pragmático. Menotti piensa y conceptualiza; Bilardo desea, busca obtener el triunfo a cualquier costo.

La decisión de contratar a “El Flaco” como seleccionador de México en 1991 significó implantar una buena cantidad de genes “Menottistas” en la sangre del Tri, produciendo rasgos que son reconocibles aún hoy en día.

Menotti no llegó a dirigir a México en un Mundial, pero bajo el mando de su heredero intelectual, Miguel Mejía Barón, el combinado mexicano superó la fase de grupos en 1994, y lo ha hecho en cada edición disputada desde entonces, aunque sea de manera accidentada, como ocurrió ayer.

Bajo el mando de Menotti, la Selección mexicana realizó giras por Europa. Además, futuras figuras del Tri como Ramón Ramírez, Jorge Campos y Claudio Suárez fueron convocados por primera vez en ese periodo.

Más importante aún, fue entonces que el Tri adquirió la personalidad batalladora y la ambición que lo han distinguido desde entonces. Menotti puso las bases de la Selección mexicana tal como la entendemos: un vehículo de nuestros sueños, el símbolo de algo que es mucho más que futbol.

“A partir de nuestro trabajo nadie va a admitir un segundo más de improvisación”, dijo Menotti al dejar la Selección mexicana. Tenía razón. En sólo 18 meses había plasmado el alma de un equipo que iba a animar los próximos Mundiales, y que no deja de soñar en dar el siguiente paso, una meta que está todavía a su alcance, a pesar de la sacudida de ayer.

Por eso en días como hoy, en que las dudas asaltan a México, es bueno recordarlo: no hay que olvidarse de “El Flaco”.

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