Hasta antes del Gran Premio de España, los aficionados a la Fórmula Uno estaban viviendo emociones que en contadas ocasiones se habían vivido en las cuatro temporadas anteriores.Tras lo ocurrido ayer en Barcelona, parece que el Gran Circo está regresando a la monotonía de 2014 a 2017, cuando sólo los titulares de los diarios los copaban los pilotos de la escudería Mercedes.Podría sonar exagerado si una carrera es parámetro para decir esto, pero el dominio avasallador de las Flechas Plateadas este último fin de semana nos da suficiente material para decir que en un santiamén volvimos a esas carreras aburridas, sin verdadera competencia y en las que los que madrugan los domingos para verlas desean con todo su corazón que ocurra un percance para añadirle dramatismo, en lugar de querer regresarse a sus camas.Es cierto, el arranque de esta temporada llegó a rebasar cualquier expectativa, pero los fantasmas del pasado y las desatinadas estrategias de los equipos rivales de la escudería alemana (hola, Ferrari), nos están comenzando a sembrar la idea de que va a ser pan con lo mismo una vez que termine este calendario.Todavía quedan 16 carreras y tiempo para que las escuderías que ambicionan el sitio de Mercedes corrijan y hagan lo que hicieron bien durante las primeras cuatro fechas, pero si la historia pasada se repite, la nueva administración de la Fórmula Uno estaría lejos de sus objetivos propuestos.Jarabe tapatíoSergio Pérez es un piloto oportunista, y no en el peor sentido de la palabra, sino que ha sido un hombre que ha sabido aprovechar al máximo las herramientas de las que dispone y las circunstancias de las cuales puede obtener algo en carrera.Para muestra un par de botones, los dos últimos eventos del calendario, donde ha cosechado una importante cantidad de puntos y ha sido fiel a su discurso de mostrarse para pelear en un mejor equipo. Para que eso ocurra, el jalisciense tiene que mantener la ambición y seguir sacándole jugo a cada oportunidad que se le presente.
