Miércoles, 24 de Abril 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Música Sacra

¿La música sacra es cualquier cosa que se toque en las iglesias?

Por: María Palomar

Música Sacra

Música Sacra

¿La música sacra es cualquier cosa que se toque en las iglesias? Esta pregunta siempre ha estado ahí a lo largo de toda la historia de Occidente (el cristianismo oriental no se ha movido litúrgicamente hablando: sólo acepta el canto sin acompañamiento de instrumentos y no admite innovaciones).

    Guadalajara tiene la suerte de contar con una Escuela de Música Sacra que a lo largo de ocho décadas ha formado más de 15 000 alumnos. La fundaron el Arzobispo Garibi y el Padre Manuel de Jesús Aréchiga, músico eminente. Por supuesto que la tradición de la música en las iglesias tapatías va mucho más atrás, por lo menos hasta la época de la primera Catedral. El interés por ella, sin embargo, ha sido disparejo, tanto que lo que quede (estaría por verse) del archivo musical catedralicio se halla ahora secuestrado por un señor que trabaja como músico. Se trata de un despojo patrimonial que tiene sin cuidado tanto a las autoridades eclesiásticas como a las civiles; sólo los investigadores de la UNAM que se dedican a rescatar y estudiar esos fondos se han quejado de la situación (Seminario de Música en la Nueva España y el México independiente*).

    Pese a esa larga tradición, a los grandes músicos y cantores de iglesia que ha habido y a las distintas instituciones de formación musical de la región, en términos generales la calidad de la música que se interpreta en las iglesias de la diócesis, de cualquier género que sea, va hoy en día de lo pésimo a lo mediocre, de lo banal a lo regularcito. Y todo ha empeorado tras las innovaciones litúrgicas del Concilio Vaticano II; no por culpa de los padres conciliares, sino por la laxitud y la incultura alegremente compartidas de pastores y feligreses.

    Pero a lo largo de la historia la definición de qué es música sacra ha cambiado muchísimo. En la primera etapa, antes de Constantino, sólo se admitía el canto monofónico (el uso de instrumentos se consideraba algo muy judío y las armonías muy de los paganos). Poco a poco, pasada la época de las persecuciones, los cantores fueron refinando y adornando sus cantos. Al hacerse éstos más complejos, se asentaron por escrito y fueron recopilados por el Papa Gregorio Magno (c. 540-604; de ahí el apelativo de “canto gregoriano”).  En la alta Edad Media, por el siglo XIII y empezando en Francia, se introduce la armonía, lo cual fue causa de controversias. En el periodo que va de ahí al Renacimiento se da una auténtica revolución con la polifonía. Las objeciones a ella eran que no se entendía el texto y que muchos compositores se inspiraban en la música profana. El pleito continuó hasta el Concilio de Trento, que estuvo a punto de prohibirla, lo que evitaron espíritus ilustrados como San Carlos Borromeo; pudo entonces darse el extraordinario florecimiento de los periodos barroco y clásico. Y siguió la discusión: que si las misas eran demasiado largas, que si demasiado operáticas...

    Aquí y ahora, los problemas son la falta de calidad y de formación del gusto musical.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones