Los primeros tres meses del 2025 han sido un desastre económico, pero el gobierno federal parece vivir en otro calendario. Mientras afuera llueve incertidumbre, adentro se reparten discursos vacíos y promesas sin sustento.La economía mexicana está en recesión desde octubre del año pasado. No lo dice este columnista. Lo dicen los datos. Dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Seis meses seguidos de caída. Y aun así, en Palacio Nacional se habla de “fortaleza económica” como si estuviéramos en 2019.Según el FMI, las principales economías del mundo crecerán menos este año. En promedio, una caída del -0.5 por ciento. México, por supuesto, no solo no es la excepción, sino que es uno de los más afectados: -0.3 por ciento. Y eso con cifras optimistas.Y sí, el mundo no está bien. Las políticas arancelarias del presidente Trump han descarrilado los flujos comerciales globales y frenado las inversiones. Pero mientras otras economías —como China y Japón— han resistido sin entrar en recesión, la nuestra cayó como castillo de naipes. ¿Por qué? Porque México ya venía débil desde el segundo semestre de 2024. La fiesta del gasto electoral se acabó, y con ella el consumo, la inversión y cualquier rastro de dinamismo.Los motores internos están apagados. El consumo de las familias, que representa más de la mitad del PIB, se desploma desde agosto del año pasado. Y la inversión, que venía cayendo desde que el cuento del nearshoring se desinfló, ahora simplemente no existe. Gracias Trump. Pero también gracias a un gobierno que nunca supo cómo convertir expectativas en proyectos reales.A eso súmele que el gasto público cayó en picada. En el primer trimestre de 2025, Hacienda recortó 220 mil millones de pesos. Y no por austeridad, sino porque no hay de otra. El déficit heredado fue del 6 por ciento del PIB. Y la nueva administración llegó sin margen de maniobra y con una chequera vacía.En resumen: no hay consumo, no hay inversión, no hay gasto público. Y aun así, algunos en el gabinete económico todavía se atreven a hablar de “crecimiento moderado”.La situación es complicada. Las remesas, que por años fueron la válvula de escape de miles de familias, ya tocaron techo. El récord de 6 mil 207 millones de dólares en junio de 2024 fue el último suspiro. Hoy no hay señales de que puedan seguir creciendo.Estamos en emergencia económica. Aunque no se quiera aceptar. Aunque se niegue en cada mañanera. Aunque se evite el término “recesión” como si fuera una grosería.La economía mexicana está atrapada en una combinación letal: sin motores internos, sin estímulos externos y con un gobierno quebrado. Es por eso por lo que la presidenta Sheinbaum simplemente no le puede negar nada de lo que pida la administración Trump. Ahora ya hasta la secretaría de seguridad interna de los Estados Unidos transmite mensajes en televisión abierta a los mexicanos que estén pensando en migrar a los Estados Unidos.Por cierto, para cerrar y poner en evidencia que las cuentas no le salen al gobierno federal y que todavía no llegamos a mitad del año y ya tienen importantes problemas de flujo de efectivo: ¿cómo le fue a usted con su devolución automática de impuestos de su declaración de este año?