Viernes, 19 de Abril 2024

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Medicinas, el riesgo del desabasto

Por: Diego Petersen

Medicinas, el riesgo del desabasto

Medicinas, el riesgo del desabasto

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se está juagando un riesgo altísimo. El nuevo esquema de compra consolidada de medicamentos podría provocar un desabasto enorme con las terribles consecuencias para la salud de millones de mexicanos. En la lógica de ahorrar todo lo posible, siempre plausible y deseable, la Oficial Mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro Sánchez, ha llegado a un límite que parece haberse pasado ya de la línea de no retorno: vamos tardísimo.

Comprar directamente a los laboratorios los medicamentos en lugar de a las empresas distribuidoras (muchas de ellas de los mismos dueños) será sin duda más barato, pero no necesaria o solamente porque las tan cuestionadas distribuidoras fueran unos tiburones (sin duda había abusos y muy probablemente corrupción) sino simple y sencillamente porque no es lo mismo comprar un producto que un servicio. Los que venderán las medicinas estarán felices, pues su margen de ganancia es mucho mayor si solo venden.

Las compras consolidadas como las que pretende ahora el Gobierno federal fueron eliminadas en la administración de Ernesto Zedillo justamente por los problemas que causaba la distribución de los medicamentos. Una cosa es tener el medicamento en una bodega en la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey o Puebla y otra muy distinta y costosa es ponerla en el anaquel de la farmacia de la clínica rural o el hospital regional en el momento en que se demanda y, lo más delicado, con los cuidados que requiere el manejo de las medicinas. La pérdida por manejo inadecuado y el no abasto en tiempo y forma eran enormes, por lo que el Gobierno cambió la lógica de compra y decidió licitar no solo el producto sino la distribución y administración de los medicamentos.

El regreso al esquema de compra consolidada y que cada institución se haga cargo de la logística meterá al sistema de salud en un estrés enorme

Con todos sus defectos, la administración pública tiene una memoria y un aprendizaje que en aras del combate a la corrupción este Gobierno ha decidido simplemente tirar por la borda. El regreso al esquema de compra consolidada y que cada institución se haga cargo de la logística meterá al sistema de salud en un estrés enorme, pues a estas alturas los esquemas de distribución simplemente no existen. El nuevo Gobierno podrá tener argumentos para sostener que lo anterior era mejor pero el caso es que eso ya no está, con lo que las instituciones de salud tendrán dos opciones: o bien crean su propio esquema de distribución desde la burocracia con el riesgo de que funcione mal, o lo subcontratan con particulares lo que, me temo, terminará por encarecer el resultado final sin que necesariamente sea superior al servicios que se contrataba con las empresas especializadas.

En el mejor de los casos es probable que lo que nos ahorremos en la compra de medicamentos lo terminemos gastando en distribución, pero hay un escenario peor y éste es que el ahorro se traduzca en falta de atención, que lo que nos ahorremos en Hacienda lo paguen los pacientes que tengan que comprar ellos mismos sus medicamentos o peor, que lo paguen con su salud.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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