Viernes, 26 de Abril 2024

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¿Me oyes PRI?

Por: Pablo Latapí

¿Me oyes PRI?

¿Me oyes PRI?

Para mí, lo que veremos el domingo 1 de julio en las urnas será un voto de repudio al PRI. Mucho más que un voto de castigo, será una manifestación de hartazgo a un partido que durante décadas significó el hacer y quehacer de la clase política mexicana, pero que a la luz del último Gobierno, el de Enrique Peña Nieto, ha provocado que se acabara la paciencia de los mexicanos y de alguna forma en mayoría salgan a decir: “Venga lo que sea, menos el PRI”.

¿Lo estará entendiendo así el propio PRI?

Es el común de las encuestas que hemos tenido la oportunidad de revisar, tanto las locales como nacionales, que se votará por el candidato mejor posicionado y con más posibilidades de derrotar contundentemente al otrora imbatible, fuerte y hegemónico PRI, independientemente de la calidad de su candidato.

Es por ello que a nivel nacional todo apunta a la victoria de AMLO, y regionalmente hay otros candidatos emergentes capaces de mandar a los tricolores por lo menos a la tercera posición en las preferencias, sino es que más lejos.

El PRI ya fue derrotado una vez a nivel nacional, es cierto, fue en el 2000, pero la falta de contundencia de los gobiernos panistas, aunado al hecho de que el PRI quedó vivo, y tuvo la fortuna de encontrar un candidato que parecía perfecto por donde se le viera (Enrique Peña Nieto) tuvo la oportunidad de regresar a Los Pinos.

Uno pensaría que en esa ocasión después de 12 años fuera del poder, los priistas habrían aprendido la lección, se habrían reeducado, y regresarían a gobernar para hacer bien las cosas (honesta y ordenadamente), para entonces mantenerse en el poder con el aval de los votantes elección tras elección.

Pero no fue así. Regresaron con mayor ambición que nunca al grado de convertirse, por lo menos en la percepción popular, en el Gobierno más corrupto de la historia.

Y además protegiéndose groseramente al grado de que ninguno de los más sonados casos de corrupción (Odebrecht, el sindicato petrolero, la Gran Estafa de Rosario Robles, la Casa Blanca, etc.) no se han castigado, ni existe la más remota posibilidad de que se castiguen.

Lo que durante décadas fue la utopía de la oposición se va a cumplir este 1 de julio: sacar definitivamente al PRI de los Pinos.

Pero el mensaje va más allá; se votará por el que se considera menos peor. ¿Por qué no el PAN? Porque históricamente suena de terror que se pudieran aliar la izquierda y la derecha, y además, la forma en que llegó Anaya ha generado una enorme desconfianza.

La gran lección de lo que ocurrirá el 1 de julio es que la clase política, encarnada en el PRI, pensó que podría engañar, humillar y desfalcar un país contando con un silencio cómplice del electorado. Que le perdonarían todo.

Pero ya no fue así, y a la luz de ese resultado, el que llegue a la presidencia la tendrá muy complicada porque será juzgado con la misma vara.

(platapi.en.i@hotmail.com)
 

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