Solo dos días de la toma de posesión de Joe Biden -22 de enero de este año- Nicolas Maduro, presidente de Venezuela - en un discurso en el aniversario de la caída de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez- dijo que con la llegada del nuevo mandatario esperaba “sobre el respeto mutuo, el diálogo, la comunicación y el entendimiento” una nueva etapa de relaciones con Estados Unidos. Levantó la voz en su intervención y dijo “¡Trump se fue!” y explicó que “hace dos años me tocó reaccionar con fuerza y dignidad y, desde este mismo balcón, procedí como jefe de estado a romper relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno de Estados Unidos de entonces”, haciendo referencia a lo sucedido en enero del 2019 cuando Donald Trump había reconocido a Juan Guaidó como Presidente encargado y desconocía a Maduro.Solo minutos después de la toma de posesión de Biden -20 de enero-, Maduro escribió un tuit que fue interpretado como un grito de auxilio: ”Hago un llamado de rectificación profunda y a fondo, al nuevo gobierno de los EE.UU, para terminar con la demonización de la Revolución Bolivariana, producto de las políticas extremistas y supremacistas de Trump. Abogamos por un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales”.Han pasado casi siete meses y la ‘súplica’ venezolana está vigente una vez que el país sudamericano está sumido en una profunda crisis social y económica. Sin embargo, el lunes pasado Maduro -durante una conferencia de prensa- mostró un rostro más optimista al hacer referencia de una posible “apertura del diálogo directo" con Estados Unidos y enseñó la carta de intención que el pasado fin de semana sus enviados a México -país anfitrión- firmaron con miembros de la oposición en la ronda conciliatoria de diálogo -coordinada por el gobierno de Noruega- que habrá de continuar el mes próximo aquí mismo. Con voz de esperanza Maduro dijo, “Ojalá después de esta mesa de diálogo se puedan abrir niveles y vías de contacto, de diálogo, de negociación con el Gobierno de Estados Unidos".La crisis socio-política de Venezuela ha llegado a un punto insostenible para el gobierno y de pánico para los venezolanos que pasan la peor crisis económica de su historia -según economistas entrevistados por el New York Times-, se enfrentan a un gobierno dictatorial, una hiperinflación sin precedente, aumento de pobreza y delincuencia, entre otras cosas, que han venido provocando la emigración masiva de venezolanos y que según cálculos de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), para finales de este año la cifra llegará a seis millones.Para Maduro las sanciones impuestas por Estados Unidos y algunos países europeos son los responsables de la crisis por la que atraviesan, por lo que dijo “es urgente que las levanten”, a la vez que mostraba esperanza que la historia cambie al decir que el diálogo “comenzó con el pie derecho”.Maduro, sin quitarse su bandera ideológica, parece que ha comprendido que gobernar con imposiciones, después de granjearse la lealtad de las Fuerzas Armadas, a través de su incorporación a la gestión gubernamental, perfeccionando el control sociopolítico de la población y neutralizando la independencia de las instituciones del Estado -según concluye un estudio del Centro de Investigación en Relaciones Internacionales de Barcelona (CIDOB)- no es la manera de lograr el exito politico ni el liderazgo social, por el contrario, es encaminarse a un colapso como el que vive Venezuela.Ojala que otros países con mandatarios -como AMLO en México- que siguen el mismo derrotero, reaccionen a tiempo -y no demasiado tarde como Maduro- para evitar llevar al precipicio al país que los eligió para progresar, no para retroceder. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net
