Como cada ciclo de lucha que salen a las calles, las acciones que lleva a cabo la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) desde el 15 de mayo en la Ciudad de México han generado una gran polémica, más por las formas como se manifiestan que por el fondo por el cual están luchando los maestros de la capital, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y otros estados.Buena parte de las notas informativas destacan el plantón, los bloqueos de calles, afectaciones al tráfico, antes que las demandas que plantea esta corriente sindical del magisterio democrático y que implican afectaciones para la vida laboral y general de cientos de miles de trabajadores de la educación.En esta ocasión, el pliego petitorio de la CNTE está demandando la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007, que afectó negativamente su régimen de pensiones y jubilaciones; la eliminación del sistema de afores; aumento salarial del 100 por ciento; mejora integral de las condiciones laborales y de seguridad social; respeto a la bilateralidad sindical y alto a la represión contra el magisterio disidente; y reinstalación de maestros cesados y justicia para víctimas de represión estatal, como la matanza de Nochixtlán, Oaxaca, de junio de 2016.Como señalé, en lugar de destacar sus demandas, se pone por delante las formas de manifestación que utilizan. Con frecuencia se habla y escribe sobre los maestros de una forma despectiva y hasta racista, se les estigmatiza y en algunos noticieros se alienta el rechazo de los capitalinos a estos maestros.Se les descalifica por salir a las calles a reclamar y exigir sus derechos, desconociendo que antes fueron desoídos y rechazados. Contra lo que piensan muchos opinadores, la mayoría de acciones públicas que emprenden organizaciones o movimientos sociales no se deciden como primera opción. Se puede documentar que antes de salir a la calle, ese movimiento social pidió diálogo con la autoridad en turno. Salir a las calles se convierte en opción una vez que fracasaron los caminos institucionales. Eso es justamente lo que ha estado ocurriendo ahora en esta movilización de la CNTE.Antes de salir nuevamente a la calle, a tomar el Zócalo, a bloquear momentáneamente algunas vialidades (no todas las calles de la Ciudad de México como se hace creer), habían presentado su pliego petitorio de demandas ante los canales institucionales, ante las ventanillas que le indicaban y en los diálogos que han mantenido siempre con el poder en turno.Como es usual, a los maestros de la CNTE (donde militan muchos de los educadores más preparados del país) se les agrede primero desde la descalificación y la estigmatización. Se les califica de huevones, se les tacha de porros violentos y, sobre todo, se les niegan derechos básicos de todo orden político, como son los de organización, manifestación y libre expresión de las ideas. Los maestros están defendiendo de modo legítimo sus intereses, como hacen las organizaciones empresariales, solo que en este caso el poder suele abrirles las puertas de Palacio Nacional para atenderlos. Para ellos no, sino oficinas secundarias.Contrario a lo que se difunde de ellos, los maestros de la CNTE son una de las organizaciones de trabajadores más preparadas y democráticas del país. Desde su nacimiento hace 45 años, las distintas corrientes de la CNTE han cuestionado los métodos antidemocráticos del oficialista Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que siempre ha estado al servicio del poder en turno, y han impulsado formas horizontales y democráticas en sus relaciones internas y en las secciones que desde hace años han conquistado, como la Sección 22 de Oaxaca, 6 de Chiapas o 9 de la Ciudad de México.Estas peculiaridades del magisterio independiente no solo no son tomadas en cuenta por los comentaristas oficialistas, sino que son criticadas debido a una mirada racista y colonial que subestima las formas de hacer política y las potencialidades de un magisterio con fuertes imbricaciones en los pueblos, comunidades y barrios de donde proceden.Una mirada más detenida a la historia de la CNTE elimina de tajo los prejuicios y estigmatizaciones que se han levantado en su contra y, por el contrario, mostraría los aportes a una vida sindical desde las bases, a la educación crítica en el país y una aportación también a la vida democrática a través de los movimientos populares que la CNTE ha acompañado.Como en otras ocasiones que han salido a las calles, la movilización de la CNTE es una lucha legítima que busca mejorar y dignificar su trabajo y conseguir una vida digna que, de conseguirla, alcanzaría no solo a esta corriente sindical sino a cientos de miles de trabajadores de todo el país.