Jueves, 18 de Abril 2024

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Libertinaje

Por: Jaime García Elías

Libertinaje

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Es probable que en el tema de la despenalización del aborto, ampliamente debatido -aunque no siempre con la seriedad y la serenidad que amerita el asunto- y recientemente definido en México, desde la perspectiva jurídica, por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como en muchos otros de la vida ordinaria, en el medio esté la virtud...

-II-

Hubo, casi seguramente, consenso en que las expresiones de violencia -agresiones a transeúntes y policías, daños en propiedades privadas, destrozos y pintas en el mobiliario urbano, etc.- que acompañaron algunas manifestaciones realizadas la semana pasada en varias ciudades del país, además de ser conductas delictivas, reprobables y teóricamente punibles (aunque, en realidad, quedarán impunes), nada abonaban a favor de las causas que las motivaban. Por lo demás, bien visto, resultaban innecesarias ya que la resolución de la Corte les había sido claramente favorable, al decidirse -por votación unánime de los ministros- y difundirse oportuna y ampliamente en todo el país, que tanto las legislaciones penales de todos los estados como los jueces que conozcan de esos asuntos están obligados a secundar ese criterio.

Hubo, casi seguramente también, consenso en que quienes participaron, ayer, en marchas “a favor de la vida”, que hacían llamados a considerar -como rezaba una de las pancartas exhibidas en la Ciudad de México- que “Decir ‘feto’ no hace menos humano al nuevo ser: sólo describe una etapa de su desarrollo”, estaban en todo su derecho. Por una parte, planteaban, desde la perspectiva de sus creencias religiosas o sus convicciones éticas, la pertinencia de dar prioridad a la vida en gestación, o, al menos, de no menospreciarla; por la otra, lo hicieron de manera ordenada y respetuosa.

-III-

Ante la imposibilidad de resolver un tema controversial con una resolución que deje satisfechas a todas las partes, y en el entendido de que el ejercicio de la libertad -que tanto y con tanta vehemencia se reclama- debería llevar implícita, siempre, la responsabilidad, quizá la conclusión sea -como indicaba otra de las pancartas exhibidas ayer en alguna de las marchas- que “La mujer decide, la autoridad protege y la sociedad respeta”.

Al final de cuentas, la voluntad de procrear eleva y ennoblece al ser humano... aunque de sobra se sepa que algunos embarazos son consecuencia de violaciones... y que no pocos lo son del desenfreno en la conducta y el desdén por las normas morales y sociales. Del libertinaje, en una palabra.

(Fin).

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