En estos días se han llevado a cabo las plenarias de todos los partidos políticos para el periodo legislativo que comienza mañana. Resulta particularmente interesante ver que las reuniones para definir la agenda que tendrán en las Cámaras se realizan inmersas en el espíritu electoral que vivimos, en línea con las coaliciones: PRI-PVEM-NA, PAN-PRD-MC y Morena-PT-PES. En todos los casos un tema central en la agenda de lo que han discutido es acabar con la corrupción. Para tal fin, José Antonio Meade llevó una iniciativa de ley contra la corrupción que propone extinción de dominio y mayores penas para las personas involucradas en actos de corrupción. Al entregar la iniciativa con los presidentes de sus partidos, Meade dijo “Mi iniciativa tiene tres elementos centrales: recuperar el dinero, las propiedades y todos los bienes de los corruptos para canalizarlos a un fondo nacional de becas para niños y mujeres; aumentar las penas a los funcionarios deshonestos; y volver obligatoria la certificación patrimonial de los altos funcionarios y legisladores”.Por su pate, López Obrador propone adicionalmente eliminar el fuero para ejecutivo y legisladores. Asimismo, Ricardo Anaya ha reiterado que acabar con la corrupción y con los pactos de impunidad será un eje central de su gobierno. ¡Qué así sea! Que los tres cumplan su palabra ahora. ¿Para qué esperar a la elección del 1º de julio? Tanta coincidencia no se puede desperdiciar.Que las bancadas de los tres candidatos legislen a partir de mañana los cambios necesarios para elevar las penas, obtener el dinero robado y eliminar el fuero. Pasemos de las propuestas de campaña a acciones concretas a favor del país. Que los próximos legisladores no tengan fuero (a muchos aspirantes de todos los partidos esto les cambia el escenario), y que las penas sean más elevadas para funcionarios públicos, pero también para sus socios y contratistas privados con los que orquestan el robo que realizan de recursos públicos.
