Viernes, 19 de Abril 2024

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“La isla” (Parte IV)

Por: Carlos Enrigue

“La isla” (Parte IV)

“La isla” (Parte IV)

El juego que más se jugaba en la isla era el sexual y uno de los jugadores más notables era don Francisco Berriozábal, señor y amo de Flegra. Todo el territorio era cancha reglamentaria y para quienes buscaban otra opción, estaba la pequeña isla de Foca, a veinte minutos. Ésta en lugar de tener árboles tenía hoteles de paso, cientos de ellos, si hubiese habido un premio de turismo sexual habrían ganado sin competencia, ahí no había más que habitaciones y afanadores que las limpiaban; para quienes gustan de la estadística la ocupación hotelera es superior al 330 por ciento, difícilmente se enfriaban los colchones.

Se trata de una sociedad profundamente machista. La mujer es un instrumento de placer o cuando más un objeto para tener hijos y cuidarlos. Por ello es perfectamente habitual y bien visto que un hombre tenga varias parejas y familias, lo único es que esto debe darse en proporción a su importancia social. 

En Estella -una de las poblaciones de Flegra- hay una regla no escrita, que establece que sólo pueden vivir ahí familias legítimas de los propietarios; los muy ricos pueden tener otras fincas en Las Casitas, pero casi todos prefieren lugares en las islas cercanas o en otros países.

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La Trebilcock Clinic está situada en la Cuarta avenida de Nueva York, en uno de los rascacielos más exclusivos, es un inmueble de consultorios médicos de alta tecnología.

A diferencia de otros edificios donde el fluir de gente parece interminable, en éste se veía muy poca gente, algunas enfermeras impecablemente vestidas, casi todas de busto imponente, mostrado generosamente. Ahí se habla casi en secreto, como si nadie levantara nunca la voz.

En el piso trigésimo segundo se encontraba la clínica de fertilidad del doctor Joseph Trebilcock, connotado médico ginecólogo, especializado en fecundación asistida y su clientela estaba formada por una legión de parejas que se consideraban infértiles y que desesperadamente querían tener un hijo sin que importara el costo.

El doctor era uno de los más exitosos médicos en el mundo, especializado en fecundación in vitro. Su fama consistía en que él podía triunfar donde otros muchos habían fracasado, de tal modo que nunca tomaba un caso que no le hubiera sido referido por otro galeno, esto es, no concedía citas directas a sus pacientes y sólo los atendía si algún especialista los había recomendado, por lo que contaba con una muy selecta clientela, entre las que se contaban muchas parejas de celebridades de la política y de los espectáculos. 

Si pudiéramos establecer una especie de patrón que seguía, su actuar comenzaba al recibir la recomendación de un médico para atender y la remisión por éste del expediente del paciente, posteriormente hablaba con su colega para preguntarle su opinión y los sistemas de fertilización que había intentado. 

Luego realizaba una detallada entrevista a la pareja. Quienes asistían a ésta tenían la sensación de que nada de lo que les hubiera sucedido en su vida había quedado sin examinar, tanto en lo físico con lo emocional, en especial lo referente a la mujer, análisis que llevaba a cabo personalmente. 

@enrigue_zuloaga

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