Se está volviendo una costumbre que el partido Morena y sus aliados se nieguen a reconocer derrotas electorales. Esto, por supuesto, tiene sus antecedentes, siendo el más famoso la elección presidencial de 2006. Todo mundo sabe lo que pasó: el candidato del PAN fue declarado vencedor por un mínimo margen, pero esa victoria fue denegada por su contrincante, Andrés Manuel López Obrador, quien adujo fraude.La idea de que hubo fraude en esa elección es uno de los artículos de fe de todos o casi todos los que forman parte de la así llamada 4T.La situación alcanzó tal nivel de ridículo que López Obrador se autodesignó Presidente Electo de México en una ceremonia en la Ciudad de México. Fue un signo de los tiempos por venir. Hay que agregar que él nunca ha reconocido una derrota en su vida.Habría que entender la razón de este curioso comportamiento. En una explicación preliminar se encuentra la idea de que el obradorismo es, entre otras cosas, una voluntad de avasallamiento del contrincante, fundada en la convicción de que el movimiento no puede ser derrotado, pues el pueblo los apoya a pesar de lo que digan las urnas.El hecho de que ellos no creen realmente en la voluntad popular expresada en las urnas es claro cuando el dicho “ya tenemos los resultados, sólo hacen falta las elecciones” se concretó en la realidad el pasado domingo. Lo sabemos porque los “acordeones” contenían casi verbatim los nombres de los candidatos ganadores.Esta creencia en su propia invencibilidad se ha mostrado incluso después del triunfo obradorista en 2018. Así, quisieron desafiar la voluntad popular en Jalisco el año pasado. Afortunadamente, no lo lograron.Ahora están tratando de hacerlo nuevamente en las elecciones locales de Veracruz y Durango.En Poza Rica, por ejemplo, Morena decidió tomar las instalaciones del Organismo Público Local Electoral (OPLE) con el fin de impedir el conteo de una elección que tienen perdida.Esto es, en lugar de recurrir a los procedimientos legales legítimos establecidos, Morena, muy a su viejo estilo, ha decidido hacer uso de la fuerza para impedir que el proceso se desarrolle por los circuitos institucionales establecidos.Con todas las diferencias del mundo, la situación recuerda al asedio de simpatizantes de Trump al Capitolio para impedir el nombramiento de Joseph Biden como Presidente de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.Lo conducente ahora es que la gobernadora del Estado de Veracruz y otras autoridades del régimen llamen a sus huestes a no impedir el conteo de votos.Quizás ha llegado la hora para que Morena y sus grupos adyacentes comprendan que en una democracia se gana y se pierde, y que el triunfo y la derrota no son siempre absolutos. De eso se trata la democracia. Pero, al parecer, ellos sólo conocen la ideología del carro completo.Urge que cambien esas ideas, y pronto. De otra manera, llevarán al país y a sí mismos al barranco.