Miércoles, 17 de Abril 2024

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La granada (II)

Por: María Palomar

La granada (II)

La granada (II)

De su etimología latina, malum granatum, la granada conservó en castellano sólo la segunda palabra: la primera significa generalmente “manzana”, o bien genéricamente “fruta”. Pero por ejemplo en inglés sí se mantienen los dos sustantivos originales en “pomegranate”, y también en italiano, “melagrana”.

Entre los motivos más frecuentes en la iconografía de todos los tiempos está muy presente la granada, a veces por alguno de los muchos simbolismos que se le han atribuido, pero muy a menudo simplemente por lo bonita que es. Junto con otras flores, plantas y frutas la granada es muy socorrida en la iconografía de los árabes y los judíos, donde en principio está prohibido representar seres vivos. Ya en el Éxodo (28: 33-34) se instruye que en la sobretúnica sacerdotal de Aarón, “en la parte inferior pondrás granadas de jacinto, de púrpura y de carmesí, alternando con campanillas de oro, todo en derredor; una campanilla de oro y una granada sobre la orla de la vestidura todo en torno”.

La Biblia no sólo menciona la granada (rimmon) docenas de veces, sino que incluso hay personajes o lugares que se llaman así. Rimón de Berot (en 2 Samuel 4:2) es “de los hijos de Efraín” y padre de dos pérfidos ladrones y asesinos, Recab y Baña. Una asociación no muy afortunada, pero no tiene la culpa el nombre. También (en Josué 15:32) Remón es la última de las veintinueve poblaciones que se enumeran como “situadas al extremo de la tribu de los hijos de Judá, hacia la frontera de Edom, en el Negueb”. También está entre las frutas que los espías trajeron consigo de su incursión a la Tierra Prometida, y bajo un granado esperó Saúl la victoria de Jonatán sobre los filisteos…

Curiosamente, no se sabe con certeza si la ciudad de Granada, una de las más bellas del mundo, se llama así por la fruta o si el nombre viene del árabe Medina Garnata (ciudad de la colina de los peregrinos, o algo así). Pero Isabel la Católica no tenía duda alguna; cuando Boabdil mandó decir que no iba a pagar impuestos a los reyes cristianos, ella replicó muy en serio: “yo desgranaré uno a uno los granos de esa granada”. Y así fue. Y luego, ese mismo año de 1492, los reyes católicos le dieron su escudo a la ciudad, donde aparecía la efigie de ellos y, lógicamente, una granada.

También del siglo XV, pero de la tercera década, es la preciosa Virgen de la granada de Fray Angélico que está en el Museo del Prado y en la cual un Niño Jesús ya como de un año, sentado en el regazo de su Madre, se está comiendo los granos de la granada que la Virgen sostiene en la mano derecha. En el arte cristiano, la granada puede simbolizar muchas cosas: abundancia, vida eterna, fertilidad, realeza (por su remate en forma de corona), la Pasión de Cristo (por el rojo sangre de sus granos). En 1487 Botticelli pintó otra muy distinta Madonna della melagrana (Uffizi), y así muchos artistas del Renacimiento.

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