Martes, 30 de Abril 2024

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La "bola" de San Pedro: una historia olvidada

Por: María Palomar

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La "bola" de San Pedro: una historia olvidada

Vista desde la plaza de San Pedro, parece tan chiquita que difícilmente se entiende que, por siglos, haya sido un monumento visitado por grandes personajes. Aún más: poca gente sabe que en realidad es tan grande que caben en ella unas 16 personas. Los romanos la llaman cariñosamente “la bola” (palla). Está encima de la cúpula de la Basílica de San Pedro y lleva arriba la Cruz, que remata el conjunto y simboliza el reinado de Cristo en el Mundo. Es uno de los elementos más llamativos de la Basílica más famosa y uno de los que más luce y brilla al verlo desde abajo, sobre todo después de que fue limpiada y remozada en 2003.

La palla se terminó el 20 de julio de 1593, como último paso y remate de la cúpula originalmente proyectada por Miguel Ángel y luego modificada por los arquitectos Giacomo della Porta y Domenico Fontana. Según datos del servicio de Conservación y Restauración de la Fábrica de San Pedro, la esfera, compuesta por 54 piezas trapezoidales de bronce dorado, está a una altura de 125 metros del piso de la basílica y mide dos y medio metros de diámetro. Pesa más de 1 800 kilos y se accede a ella desde la cúspide de la cúpula mediante una pequeña escalera.

El acceso a “la bola” quedó definitivamente prohibido al público a partir de entonces por razones de seguridad y conservación. Desde esa época, sólo puede entrar el personal encargado del mantenimiento.

Su popularidad entre los visitantes distinguidos de siglos pasados, sobre todo el XVIII y XIX, está patente en las más de 70 tablillas de mármol en la escalera  de caracol que sube a la parte más alta de la cúpula. Ahí constan las visitas del Rey Fernando de Nápoles, del Príncipe Gustavo de Suecia y Noruega o del Zar Nicoás de Rusia. Éste fue el último soberano que (acompañado por el Papa Gregorio XVI) subió hasta “la bola”. El último pontífice que llegó hasta allá parece haber sido Pío Nono, a mediados del siglo XIX (desde entonces no hay mención en los archivos vaticanos de una visita papal a la esfera de San Pedro).

El acceso a “la bola” quedó definitivamente prohibido al público a partir de entonces por razones de seguridad y conservación. Desde esa época, sólo puede entrar el personal encargado del mantenimiento.

El misterio que rodea ese lugar desde que se cerró al público dio pie a distintos rumores sobre su origen: se cuenta que la esfera fue diseñada para que cupiera una mesa para doce personas, como homenaje a los Apóstoles en la Última Cena. Sin embargo, tal teoría, aunque atractiva, parece no tener fundamento. Como afirma el profesor Pietro Zander, director de la Oficina de Conservación y Restauración de la Fábrica de San Pedro, “nunca he oído de ninguna mesa dentro de la esfera; sólo hay cuatro pequeños asientos, y una ventanita para ventilar el interior y admirar la fantástica vista”, con lo cual recalca la preeminencia de la dimensión simbólica de “la bola”. Lo que sí es cierto, comenta, es que el acceso es tan estrecho que las damas que visitaban el lugar tenían que subir sin crinolinas y cosas por el estilo, e incluso una guía francesa del siglo XIX, escrita por Charles de Lorbac, relata la anécdota de un visitante alemán tan gordo que se quedó atorado en la entrada.

Tapatío

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