Sábado, 27 de Abril 2024

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La CNDH: documentar la sumisión

Por: Diego Petersen

La CNDH: documentar la sumisión

La CNDH: documentar la sumisión

En la lógica de captura de las instituciones por parte del gobierno de López Obrador, una de las acciones más socorridas fue poner en la presidencia de las instituciones de contrapeso del poder a víctimas y no a promotores y profesionales de la materia. Nadie sabe más de violación de derechos humanos que quien ha sufrido en carne propia la desaparición de una familiar, fue el discurso presidencial detrás de una perversa (no hay otro calificativo) aniquilación de la institución que hoy más que nunca debería estar vigilando la actuación de los militares en labores de seguridad pública.

La voz de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que esperábamos crítica es hoy parte del coro de aduladores.

La CNDH en manos de Rosario Piedra perdió no sólo la distancia crítica con el poder Ejecutivo, sino (esta es interpretación mía) toda vergüenza.

Los datos ahí están. Un estudio realizado por las Universidades Jesuitas, las Ibero, el ITESO de Guadalajara y los tecnológicos  (el texto se titula “La comisión Nacional de los Derechos Humanos, una mirada desde las Universidades Jesuitas”) muestra tres elementos que hablan de una desarticulación de la Comisión. El primero, la caída en picada de las recomendaciones de la CNDH durante la gestión de Rosario Piedra Ibarra; es el año con menos recomendaciones desde 2010. El segundo, el desmantelamiento institucional. Ninguna de las visitadurías tiene a un visitador con nombramiento, todos son encargados de despacho que, independientemente de sus calificaciones, no tienen la fuerza legal para el cumplimiento de sus tareas. A ello se suma la renuncia de consejeros y funcionarios que ha debilitado a la institución. Y tercero, el discurso cada vez más cercano a la adulación que al contrapeso. Un análisis comparativo de los comunicados de la CNDH en los tres últimos años muestra cómo la CNDH en manos de Rosario Piedra perdió no sólo la distancia crítica con el poder Ejecutivo, sino (esta es interpretación mía) toda vergüenza: En los 13 comunicados que refieren al gobierno federal en ninguno de ellos se toca al presidente, por el contrario en 16 comunicados reproduce y exalta el discurso presidencial y cinco más están dedicados a la autorreferencia y la exaltación de los logros de la Ombudsperson, lo cual contrasta fuertemente con el año inmediato anterior cuando Raúl Pérez presidia la Comisión. Lejos de hacer su trabajo de contrapeso al poder, la CNDH se ha sumado al coro de aduladores del presidente.

Hoy por hoy la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es noticia por su inacción e incapacidad. La toma de las instalaciones de mujeres en reclamo de ser atendidas y el silencio cómplice ante los abusos de la Guardia Nacional y el Ejército son hoy la marca de la casa. Este estudio de las universidades jesuitas no hace sino poner en blanco y negro la debacle, pero sobre todo la sumisión de la CNDH ante el poder presidencial. Y de una vez dejémoslo claro: el problema no es el mensajero.

diego.petersen@informador.com.mx

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