Jueves, 28 de Marzo 2024

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Julieta Franco

Por: Maya Navarro de Lemus

Julieta Franco

Julieta Franco

“Es frecuente observar casos de separaciones en relaciones de pareja, sin que exista un divorcio, sólo deciden vivir separados, por conflictos irresolubles, o ausencia de amor. Las parejas toman la decisión que tienen entre ambos, sin pensar en: los hijos.

Los pequeños perciben lo que sucede en su entorno, sea bebé o infante. Desde que es feto y a través de su madre va teniendo contacto con el medio exterior, cuando nace va registrando imágenes, sonidos, sensaciones y conforme va pasando el tiempo su psique se estructura y reproduce a través de su comportamiento o lenguaje su subjetividad.

Al comienzo, cuando los dos padres se llaman pareja deciden cómo llevar su relación, cómo vivirán y los planes que tendrán a futuro, cuando deciden casarse, vivir juntos o solamente permanecer en una relación, puede estar en sus planes el deseo de tener hijos para convertirse en familia. A través de la relación familiar se van construyendo emociones, pensamientos, personalidades y los cimientos del mundo corporal o físico.

Cuando los padres van teniendo conflictos entre ellos y deciden separarse, los hijos también forman parte y deben de trabajar este proceso juntos. No tomarlos en cuenta es quitarles el respeto que se merecen. Francoise Dolto en su libro “Cuando los padres se separan”, menciona: “Un desacuerdo, una separación o un divorcio no exime del compromiso adquirido respecto al cuidado de los hijos”.

Lo mejor es comunicárselas a sus hijos ambos padres y probablemente exista la comprensión, para que los hijos no den otro sentido a las causas de la ruptura, culpando sólo a quien dio la noticia de lo ocurrido. La noticia debe de ser real, no la versión que se construye en beneficio de ellos.

Se cuestiona cómo toman la decisión de separación y cómo afectará esto a los hijos. Algunos hijos lo toman normal porque existe una comprensión inconsciente y tratan que este proceso sea manejado de la mejor manera posible apoyando a los padres y trabajando junto con ellos soluciones que favorecen a todos los miembros de la familia. Habrá otros hijos que quieran que sus padres estén juntos y manifiesten su inconformidad y se nieguen en elaborar un duelo. Estos hijos suelen verse afectados y lo reflejan en su comportamiento, en especial si son pequeños: problemas para conciliar el sueño, miedos nocturnos, ansiedad por la separación, crisis de pánico, problemas escolares, problemas de atención o concentración, bajo rendimiento, problemas alimenticios, manifestaciones psicosomáticas reflejadas en sus cuerpos, porque no pueden representar lo que sienten por la ruptura familiar. Cuando no está unida la familia, ocurre una ruptura en los hijos provocando efectos, su cuerpo se construye en cierto espacio cuando los padres están con ellos, cuando uno de ellos se marcha o en algunos casos cuando ambos se marchan, el espacio ya no es el mismo, los hijos dejan de reencontrase consigo mismos y con su cuerpo, es decir, en sus referentes espaciales y temporales, ya que algunos de ellos dependen de los padres.  Cuando se vive la separación y comienza un nuevo estilo de vida, habrá cambios de domicilio, escolares, relaciones sociales, roles dentro de la convivencia con los miembros que quedaron como familia; no siempre son los más pertinentes. Ejemplos: El padre o la madre asignen a uno de los hijos el papel de sustituto, y tenga que hacerse cargo de sus hermanos, casa e incluso sentirse sofocado por el progenitor que se quedó en casa, ponerlo a trabajar para ayudar a mantener los miembros de la casa, pedirle deje de estudiar, todo esto puede traer consecuencias y dificultades en el desarrollo de los hijos.

La separación de los padres es un hecho muy doloroso para los hijos, es recomendable que al vivir este proceso se les apoye haciéndoles compañía, hablando con ellos e incluso buscando el apoyo psicológico para que puedan trabajar la situación y puedan elaborar satisfactoriamente el duelo. Los hijos no son punto y aparte de la relación con los padres, son parte de ellos ya que por el hecho de su existencia y de la convivencia ya está escrita una historia y un lugar en la llamada familia”.

Psicoterapeuta de Niños, adolescentes y adultos.

Consulta, previa cita: 33-1602-5976.
Federalismo Norte #42-Int. 103, esquina con Hidalgo.

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