Miércoles, 24 de Abril 2024

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Joyas de la cancha: Una leyenda llamada Boca Juniors

Por: Raúl Romero

Joyas de la cancha: Una leyenda llamada Boca Juniors

Joyas de la cancha: Una leyenda llamada Boca Juniors

Boca Juniors celebró ayer 114 años de historia en los que se ha convertido en uno de los clubes más importantes de Argentina y uno de los más representativos del futbol sudamericano.

El origen de Boca se parece al de muchos clubes de futbol que fueron fundados a inicios del siglo XX. Como en Guadalajara un año más tarde, un grupo de chicos se reunieron en 1905 y decidieron organizar un equipo sin intuir lo que su idea iba a significar para millones de personas un siglo después.

Aunque la dinámica de la fundación es similar, hay una diferencia importante entre las historias de Boca y las escuadras mexicanas. En 1905 Argentina ya existía como país, pero su identidad todavía estaba en formación. México ya era el México que conocemos cuando nacieron Guadalajara o el América. Boca, en cambio, era una coordenada reconocible en un mundo nuevo para esos jóvenes que pueden considerarse parte de la primera generación de argentinos modernos y que decidieron añadir “Juniors” a su nombre para marcar una distancia respecto a sus padres, migrantes genoveses.

Al inicio, Boca era poco más que un equipo de barrio que representaba a esa área pobre de Buenos Aires, poblada por obreros inmigrantes. Todo era transitorio, informal. El equipo cambió de colores un par de ocasiones hasta que los fundadores concordaron que el equipo adoptaría los tonos de la bandera del primer buque que llegara al puerto. El destino se presentó en forma de una embarcación con bandera sueca y así el equipo hizo propios el amarillo y el azul que son su santo y seña hasta el día de hoy.

Los primeros ídolos no tardaron en llegar. Pedro Calomino, llamado “Calumín”, logró nueve títulos durante la época amateur del club y le legó al futbol mundial la finta conocida como “bicicleta”.

Otra figura temprana fue el portero Américo Tesorieri, que vivía en la esquina de la cancha de Boca y se ofendió cuando el equipo incluyó tres arqueros en el plantel y soltó con despecho digno de un tango: “Con todas mis culpas y con todos mis defectos, yo soy Américo Tesorieri. Yo tengo escritas algunas páginas en la historia de Boca, los que me critican tienen sus páginas en blanco”. Dejó el equipo a causa de esa afrenta, pero volvió apenas un año después.

En 1925 el equipo hizo una gira por Europa, un lujo que un club mexicano (Chivas) iba a poder permitirse sólo en 1964. El viaje fue un éxito y solidificó la reputación del equipo, que había dejado de vagar en campos prestados un año antes, cuando se inauguró su estadio, La Bombonera. Cerca de la cancha había una fábrica de ladrillos donde se usaba estiércol de caballo como combustible. Los seguidores del equipo no tardaron en ser llamados “bosteros” por sus rivales, entre los que se contaba River, otro equipo del barrio de la Boca que tenía fama de adinerado. Boca se convirtió en el contrario de River: el equipo que vence no con plata, sino con esfuerzo, con garra.

Así, con un uniforme, una cancha, y una rivalidad propias, ya estaban en su sitio todos los elementos de la alquimia que iba a transformar un equipo de barrio en una leyenda del futbol mundial.

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