En diciembre de 2023, cuando Claudia Sheinbaum presentó como aspirante a la Presidencia sus “Diálogos de las Transformación”, hizo referencia a un pasaje de la Fratelli Tutti, la encíclica del Papa Francisco sobre la “fraternidad y la amistad social”, donde dice: “Cuando se respeta la dignidad del hombre y la mujer, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común”.Posteriormente, el 15 de febrero de 2024, Sheinbaum visitó al Papa Francisco en su despacho privado en Santa Marta, en el Vaticano, y al referirse a él dijo que sentía “una profunda admiración por su pensamiento humanista”, que “fue una hora excepcional que nunca olvidaré, con una forma sencilla y cálida que muestra su grandeza”, y además lo describió como “uno de los líderes y pensadores más grandes de los últimos tiempos”.A pesar de esa “profunda admiración” y de ser “uno de los líderes y pensadores más grandes de los últimos tiempos”, Sheinbaum no estará en los servicios fúnebres del Santo Padre este fin de semana. “Vamos a enviar a Rosa Icela Rodríguez (titular de la Segob) como representante del Gobierno de México”, dijo escuetamente en su conferencia matutina sin dar más detalles.La noticia causó alguna sorpresa si tomamos en cuenta la manera como se aprovechó de la filosofía del Papa para promover su campaña ante los mexicanos —donde el 77.7% de la población es católica, de acuerdo el Censo del 2020— e incluso lo visitó durante su campaña, y ahora que el mundo está a punto de darle el último adiós, ella decide enviar a una representante.Podría ser entendible la posición de Claudia, quien procede de una familia con ascendencia judía y quien ha declarado que creció dentro de una casa laica, ya que sus padres se categorizaban como ateos y ella ha mantenido sus creencias religiosas en privado, aunque sigue ciertas tradiciones judías como el Yom Kipur —el día más sagrado del año en el judaísmo—, pero no de manera religiosa, más bien de manera cultural, dicen sus biógrafos, no es justificable por la trascendencia que los servicios religiosos representan políticamente.Por ejemplo, Donald Trump, quien en 2011 durante una entrevista con un canal de televisión religioso se declaró como “cristiano protestante, presbiteriano”, y quien además tuvo severas diferencias con el Papa Francisco por la construcción del muro fronterizo debido a que este último sostuvo que “no es ser cristiano una persona que sólo piensa en construir muros, dondequiera que estén, y no en construir puentes”, será uno de los líderes mundiales que estará este fin de semana en el Vaticano para los servicios del Papa Francisco. Lo mismo harán el secretario general de Naciones Unidas, el príncipe Guillermo, los primeros ministros de Inglaterra e Italia, los presidentes de Ucrania, Francia, Brasil y Argentina, representantes de la Comunidad Europea, etcétera. En total, 177 delegaciones nacionales.Sencillamente, ¡injustificable ausencia! Desde cualquier punto de vista que se le vea.Usted, ¿qué opina?
