Lunes, 29 de Abril 2024

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Importa lo que la gente opina

Por: Augusto Chacón

Importa lo que la gente opina

Importa lo que la gente opina

En las campañas electorales, muchos temas dicen dominar las mujeres y hombres que salivan por un cargo público; uno es la educación según ellos la conciben: escuelas renovadas, horarios, inglés, tecnología, internet, regalar útiles, desayunos, etc. La pregunta que en la encuesta de Jalisco Cómo Vamos plantea a las y a los tapatíos, una de ellas, sobre educación, reza: “En una escala del 1 al 5, donde... significa... ¿Qué tan satisfecha(o) está con la educación escolar que tiene?” Atenidos al promedio, al tiránico promedio, tendríamos que echar las campanas al vuelo y convocar un tedeum: algo satisfecho está 23.4% de los habitantes del AMG y muy satisfecho 50.1%, si sumamos ambas satisfacciones: 73.5%. Si como sostiene Jalisco Cómo Vamos, lo que la gente opina, importa, en educación no vamos mal. 

Si miramos algunos detalles, la cosa invita más a la reflexión que a la celebración. Más allá del gratificante promedio, 67.1% de la gente mayor de edad que califica la calidad de su vida con tres, en la escala del uno al cinco, o sea, regular, dice estar satisfecha con su educación escolar (quienes valoran así su calidad vida representan 32.2% de los habitantes de la Perla de Occidente). Entre quienes la estiman alta están satisfechos ocho de cada diez; quienes más alto se sienten en la escala de la calidad de vida son 60.5% de las y los tapatíos. Si vemos a aquellas, a aquellos que no la pasan bien, según evalúan su calidad de vida (este segmento abarca a 7.3% de los moradores de Guadalajara), 54.4% está asimismo satisfecho con su educación escolar, cifra notablemente menor que la de quienes gozan de una mejor vida. Calidad de vida y educación, existe un enlace, indudablemente.

El municipio en el que hay más gente satisfecha con su educación es Guadalajara, 76.8%; le sigue Tlajomulco unas décimas abajo, ambos representan 42.6 de cada cien de los habitantes de la metrópoli. Debajo, en el orden de 72%, Tonalá y Zapopan, donde reside 40% de la población de la Perla de Occidente. El porcentaje más bajo está en Tlaquepaque, 67.6%, El Salto queda 2.5 puntos arriba, en ambas demarcaciones reside 17.5% de los tapatíos. Los datos de población corresponden al Censo 2020 del Inegi.

Por lo que toca a la satisfacción con la educación escolar por género, es un poco mayor en las mujeres 74%, contra 72.9% de los hombres. Si consideramos las edades, el periodo en el que hay más satisfacción va de los 18 a los 29 años, 80.9%; de 45 años en adelante es 69.1%; en medio, de los 30 a los 59, la cantidad de quienes están ufanos con su educación escolar alcanza 72.7%. 

En cuanto al nivel de escolaridad, 90% de los universitarios (lo son 27.2% de las y los tapatías de dieciocho años y más) están algo o muy satisfechos con su educación escolar, 70.1% de quienes tienen la prepa terminada (uno de cada cuatro de los mayores de edad en el AMG). En cambio, de quienes tienen la secundaria terminada o menos (47.6% de los mayores de edad en Guadalajara) 62.6% se declara satisfecho. Es una obviedad esta relación, pero conviene resaltarla: la diferencia entre las y los universitarios y quienes no pasaron de la secundaria es 27.4

Por estrato socioeconómico, las y los que están en la parte alta son más quienes están satisfechos: 84.7%, por lo que toca a las clases medias el porcentaje es 72, en tanto que en las bajas es 62.6, cantidad significativamente menor ¿acaso el poder adquisitivo tiene una relación directa con la complacencia por la educación recibida? ¿O se accede a los estratos socioeconómicos altos merced a la educación? O simplemente, por la valoración positiva que, en promedio, hacen del todo de su vida los de mayor poder adquisitivo ¿la satisfacción con la educación escolar que tienen entra en el paquete general de “prueba superada”? Sea lo que sea que respondamos, hay una desigualdad por atender.

Si comparamos el promedio de la satisfacción con la educación escolar, tiránico lo llamé, con el que inicié, correspondiente a 2022, 73.5%, con los de 2018 y 2020, años de las encuestas previas de Jalisco Cómo Vamos, el primero subió notablemente: en 2018 fueron más quienes dijeron “algo satisfecho”:  38.8%, “muy satisfecho”: 22.4%, la adición es: 61.2%; en 2022, si recuerdan, fue al contrario. En tanto que, en 2020, los algo satisfechos fueron 29.3%, versus 32.2% de los muy, en total: 61.6%. Algo sucedió entre 2018 y 2022 que más personas se sintieron satisfechas… ¿qué fue? ¿Cuáles factores influyeron? En un fenómeno complejo como la educación, y más cuando es evaluada por cada cual, este resultado no es consecuencia del hacer de uno solo de los agentes, digamos el gobierno o el gremio magisterial. Quizá sea útil mirar otros datos del mismo estudio, los de la satisfacción con la situación económica, algo o mucha, en 2016 fue 71.9%, en 2018, 50.1, en 2020 47.7%, hubo un desplome contundente en la percepción de la gente. En 2022 la recuperación fue destacable, 61.5% de satisfechos (lejos aún de 2016). Un dato es contundente: en la capital, rica pero desigual e injusta, Guadalajara, de una de las entidades que más aporta al PIB de la economía número catorce del mundo, casi una y uno de cada dos no llegaron más allá de la secundaria, y de la calidad de esos estudios escolares no hablemos, o sí: es imperativo y es un asunto irresuelto. 

Una consideración: en la encuesta 2022 de Jalisco Cómo Vamos los mayores de edad en el Área Metropolitana de Guadalajara se distribuyen así, de acuerdo con la actividad diaria principal que declararon, trabajo 59.6%; estudio 5.9%; hogar 29.9%, y simplemente “otra”, 4.0% Con todo lo anterior en mente ¿las y los candidatos han ofrecido algo que mejorará de forma relevante la relación costo-beneficio de la educación pública? ¿Hay sustancia en sus promesas para nutrir la esperanza que suscita?

agustino20@gmail.com

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