Parece que lo que hoy es la plaza de Huescalapa era el patio de entrada al estupendo casco (así se le llama a la casa principal en una hacienda). La entrada a este patio es un arco neomudéjar de ladrillo, trilobulado, monumental y precioso, gran inspiración para el ingeniero Rafael Urzúa para hacer los estúpidamente perdidos grandes arcos que hizo en 1933 (?) como entrada al Aguazul. La silueta norte de la muralla de la hacienda rematada por el estupendo torreón de vigilancia es una vista que vale el viaje. El último dueño de la hacienda de Huescalapa fue el inolvidable licenciado don Gilberto Gómez del Castillo y Verea (don Gilberto Gómez Verea).El casco, por cierto, hoy es una meritoria escuela y está esperando una adecuada restauración (Inah). Cuauhtémoc de Regil y Nacho Gómez Arriola podrían hacer un estupendo trabajo en este sentido, al igual que en las haciendas cercanas de La Cofradía del Rosario, El Rincón, Santa Cruz del Cortijo, Contla, etcétera. Este conjunto de haciendas usadas como prósperos hostales, en directo beneficio de pueblos y propietarios, será luego convertido en patrimonio de la humanidad, como el paisaje agavero.Esto convertiría a Huescalapa y alrededores de Zapotlán el Grande en una gran atracción turística y le daría más vida, economía y orgullo a los pueblos y a la región. (San Sebastián, Zapotlán, Huescalapa, Zapoltictic, El Rincón, Tuxpan, Santa Cruz del Cortijo, Tamazula, Contla), habría trabajo para todos los restauradores de Jalisco y se terminaría teniendo un patrimonio hacendario superior incluso al que Roberto Hernández ha tan meritoriamente hecho en Yucatán. La 4T y el gobierno de Jalisco con su Secretaría de Turismo seguramente estarán interesados.El rescate de nuestras haciendas es un gran pendiente del Inah Jalisco, de la Secretaría de Cultura jalisciense y chilanga, de la Secretaría de Turismo nacional y estatal, y de sus propietarios y usuarios. Sería una campanada en el nivel nacional e internacional.Las haciendas de Jalisco, contrariamente a muchas del altiplano, trataban, en general, muy bien a sus trabajadores. Pero han sido estigmatizadas por razones ideológicas, muy cómodas para algunos que se las robaron, en su tiempo, a sus dueños. Ejemplos pueden sobrar.Un solo ejemplo de haciendas modelo: La Cofradía del Rosario, junto a la laguna de Zapotlán, de la que se hablará en una columna posterior. Ojalá que particularmente el Inah responda a estas alusiones. Por lo pronto, un grupo de estudiantes de arquitectura del Iteso comenzarán próximamente en los trabajos de rescate de los vestigios de Corrales, la hacienda de Luis Barragán.jpalomar@informador.com