Jueves, 25 de Abril 2024

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Guardia Nacional, sociedad en guardia

Por: Diego Petersen

Guardia Nacional, sociedad en guardia

Guardia Nacional, sociedad en guardia

Lo más probable es que esta semana tengamos Guardia Nacional. El Senado comenzó el proceso legislativo que, en términos llanos, significa simplemente que comienza el estira y afloja entre grupos parlamentarios para conseguir los votos que le faltan a Morena y sus aliados para llegar a la mayoría calificada de dos terceras partes (85 de 128 senadores a favor). Nueve votos cruciales separan a López Obrador de la mayoría absoluta. Nueve votos que hacen la diferencia del mundo y que puestos en el mercado político valen oro puro.

La estrategia de Morena ha sido subir la vara. La iniciativa de ley que salió de las comisiones del Senado es aún más “brava” que la que recibieron de la Cámara de Diputados. No solo le regresaron el famoso cuarto transitorio que López Obrador exigió en una de las conferencias mañaneras, para que el Ejército pueda ejercer tareas de seguridad, sino que le quitaron algunas del tema de igualdad de género y la obligatoriedad de coordinación con los estados entre otras monerías.

La batalla más fuerte y encomiable es la que están librando las organizaciones de la sociedad civil que alertan sobre el peligro que entraña una guardia civil militarizada

El jaloneo está a todos niveles. El coordinador de Morena, Ricardo Monreal, que siempre juega para su santo, dijo que no tenía los votos seguros ni siquiera de la bancada de Morena, lo cual puede ser cierto, pero más lo es que Monreal va a exagerar la dificultad de conseguir los votos para adjudicarse el triunfo. En la otra banda comienza a aparecer la Secretaría de Gobernación haciendo política con los gobernadores, los más urgidos del apoyo de la Federación en materia de seguridad, para que ellos a su vez presionen a los senadores de sus respectivos estados.

Pero la batalla más fuerte y encomiable es la que están librando las organizaciones de la sociedad civil que alertan sobre el peligro que entraña una guardia civil militarizada y que no solo enfrentan a una sociedad harta y dispuesta a ceder libertades a cambio de seguridad sino a un Presidente que desde el poder y una popularidad enorme los descalifica y los enfrenta.

Cuando se trata de resolver problemas estructurales, como la corrupción o la profunda penetración que el crimen organizado ha tenido en nuestra sociedad, la prisa es mala consejera. La apuesta, como lo dicen las organizaciones agrupadas en Seguridad sin Guerra debe ser tan radical en el combate como en la permanencia de libertades y Estado de derecho.

La militarización de la seguridad no ha logrado reducir la violencia, la ha exacerbado. Tan importante es el combate a los grupos de delincuencia organizada como la construcción de paz. Cambiar la ley, pero seguir poniendo el acento solo en el primer elemento, como se ha hecho a lo largo ya de doce años, no nos llevará a un derrotero distinto.

Sí a la guardia, pero con mando y lógica civil. Sí al ejercicio legítimo del poder, pero escuchando a la sociedad civil.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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