Miércoles, 24 de Abril 2024

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Fuego amigo del gobierno

Por: Gabriela Aguilar

Fuego amigo del gobierno

Fuego amigo del gobierno

“Aquí en nuestra boda mija, te amo, espero vivir muchos años para quererte cada día. Que todo el mundo sepa lo que nos queremos y próximos a tener 14 años juntos”.

Noé Beltrán murió en medio de los enfrentamientos entre sicarios y ¿el Ejército, la Guardia Nacional? en la operación fallida para capturar a Ovidio Guzmán, hijo del líder del cártel de Sinaloa, el pasado jueves en Culiacán.

Hoy, en medio de la discordancia entre lo que ocurrió y lo que se informó, los hechos inéditos y violentos dejan la verdad en un abismo infinito envuelto en opiniones encontradas y el infaltable y barato oportunismo político, es complicado tener matices. Nos colman con posturas que fastidian, trátese de quien se trate.

“Shaguito” como le decían de cariño, murió por una bala perdida que se alojó en su abdomen después de iniciar la refriega. Era dueño de un negocio de venta de llantas e inútilmente intentó bajar la cortina para protegerse. Él y una clienta perdieron la vida al momento. El negocio estaba en las inmediaciones del fraccionamiento Tres Ríos, por cierto muy cerca de la sede de la Fiscalía General de Sinaloa.

Con 39 años de edad, era conocido por sus familiares como el alma de la fiesta, siempre alegre, bailador, trabajador; aprovechaba cualquier momento para manifestar su amor por sus hijos de 12, 8 y 4 años, y por su esposa Alejandra, como lo plasmó en la frase que da inicio a esta columna y que publicó Noé hace cinco años en la red social de Facebook, acompañada de una foto del día de su boda.

“Shaguito” como le decían de cariño, murió por una bala perdida que se alojó en su abdomen después de iniciar la refriega

El fin de semana pasado fue complicado, hasta el sábado por la mañana entregaron el cuerpo y todas las funerarias estaban ocupadas. Otro hecho raro y desconocido en el “diario vivir” de Culiacán. Así, entre el dolor y la frustración, la familia empezó a buscar un lugar para darle el último adiós. Mientras pasaban las horas batallaron y después del mediodía, finalmente se tuvo una única opción.

Una familia de nueva cuenta fragmentada por la violencia en el país, la vida de sus integrantes con un antes y un después, marcados igual que el gobierno federal, que insiste en su “humanismo”.

El sentido racional de la vida no puede sostenerse con declaraciones difíciles de aceptar como la del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, quien admitió que “no se consideró la magnitud de la reacción de los criminales”. O de la secretaria general de Morena, Yeidckol Polevnsky, quien cree que nadie tiene derecho a opinar sobre lo acontecido porque se trató de una decisión para defender a “seres humanos que tienen derecho a vivir y que no pueden caer en una masacre”.

¿Quién dará la cara por la muerte de Noé? ¿Quién afrontará su deceso? ¿Quién respaldará a su familia?

Quizá el “fuego amigo” gobernante. 

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