Martes, 23 de Abril 2024

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Felipe, el empecinado por la poesía

Por: José M. Murià

Felipe, el empecinado por la poesía

Felipe, el empecinado por la poesía

A Sonia, por su complicidad

El hombre empecinado galopa por las veredas cibernéticas, solo y su alma, con una quijotesca ilusión: sembrar poesía por doquier y en el ánimo de quien se deje. No le importa si le dan con la puerta en las narices, ni se preocupa mayormente por saber si son del gusto de los lectores que consigue.

El caso es que día a día, sin excepción, el tal Felipe Garrido lanza a la palestra de los celulares un poema escrito originalmente en español y publicado, lo mismo por una editorial de gran prestigio que por el propio autor con un pie de imprenta de lo más modesto.

Con ello queda claro que la calidad de la poesía en lengua española -que no castellana- que se produce en todas partes no depende por fuerza de un pie de imprenta pomadoso o de gran alcurnia.

Lo mismo va combinando con un orden difícil de adivinar, plumas masculinas, femeninas y demás, manejadas por autores y autoras de gran prestigio, que otras reconocidas solamente por los verdaderos conocedores.

De esta manera, como es natural, unos gustan más y otros menos, pero no me ha tocado ninguno de los 804 que al menos en alguno de sus versos haya dejado de hacerme tilín.

Finalmente, se dice, la cúspide de la taxonomía poética, lo mismo que de cualquier obra de arte, es producir una sensación emotiva con su estética… suave o intensa, dulce o amarga, excitante o relajante y el regalo matutino que cada día nos manda Garrido, constituye un verdadero aliciente al comenzar el día.

Ahora que también se puede hacer trampa y acostarse muy tarde. De esta manera resulta igualmente placentero ir cerrando los preciosos ojitos pensando en el mensaje que Felipe tiene a bien habernos hecho llegar antes de irse a dormir.

Del mismo modo, vale la pena destacar que la realización de este enorme trabajo no es resultado únicamente de la perseverancia de Garrido, para hacerlo véase como se vea, se requiere además un portentoso conocimiento de la poesía que se ha hecho y de la que se está haciendo en este momento.

Según sé, hasta la fecha todo ha sido resultado de lo que Felipe ha ido a buscar en su vasta biblioteca, pero si sigue así, podemos suponer que no falta mucho, si no es que ha empezado a suceder ya, que los propios poetas -quienes no tienen muchas puertas abiertas en nuestra sociedad-, le hagan gestos para que se fije en su producción y le dé vuelo por esta vía.

Por eso es bueno que se haya impuesto a sí mismo el requisito de recordar poemas que por fuerza hayan sido ya publicados, puesto que de otro modo no podría andar tranquilo por la vida.

Me felicito en verdad por ser amigo de Felipe Garrido -nuestro paisano- y haber tenido la oportunidad de recibir cotidianamente el embate de su vocación desde hace casi tres años. 

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