A casi 34 años de la muerte de Jorge Luis Borges, su prosa y sus ideas siguen impactando la manera en la cual no sólo interpretamos la poesía sino la vida misma. Uno de sus célebres poemas, “Borges y yo”, trata sobre la dualidad del ser y la complejidad de la personalidad del ser humano. Por un lado se pinta a sí mismo como un señor humilde y centrado de mucha experiencia. Por otro lado, narra cómo se concibe ante el mundo como un poeta magnánimo y adelantado a su tiempo. Es esta constante lucha de identidad la que hace del poema uno reflexivo y brillante.Dentro del poema se puede encontrar el siguiente fragmento: “Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy)”. Esta frase denota la constante pugna entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser.De la misma manera, dentro de su cuento “William Wilson”, Edgar Allan Poe se enfrenta ante su doppelgänger que trata de usurpar su identidad. El personaje termina por darse cuenta que su doble representa meramente su propia moral y que todo este tiempo estuvo batallando contra sí mismo.Adicionalmente, dentro de sus teorías, Charles Darwin sabía que la única opción que tenía cualquier especie para su existencia era evolucionar o morir. Lo mismo ocurre en la actualidad a nivel personal y a nivel global. Nos enfrentamos a una serie de retos y obstáculos que no nos permiten dilucidar de manera eficiente quiénes somos ni cómo adaptarnos a los desafíos de un mundo tan volátil. En lo que va de la administración de López Obrador, la mayoría de los mexicanos hemos reclamado por lo menos alguna postura o decisión del Mandatario. Los empresarios protestan la falta de inversión mientras el sector público experimenta una recomposición de su élite. Si algo debemos entender es que México ya no es el país que era hace dos años con el PRI; mucho menos el que era con el PAN, y así sucesivamente. Estamos en un momento crítico en el cual, si no evolucionamos por nuestras costumbres y hacemos frente a los desafíos, estamos condenados a morir con ellas. Este cambio necesariamente debe comenzar a nivel personal para después propagarse en cada ámbito de nuestras vidas. Borges, Poe y Darwin no tienen mucho en común, pero comparten un hilo que los vincula de manera perpetua: su búsqueda por la evolución e identidad del ser. Como ellos, procuremos que nuestros desafíos se manifiesten como un portal hacia la reflexión y al entendimiento sobre quiénes somos y hacia dónde vamos.
