Jueves, 25 de Abril 2024

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Diario de un snob

Por: El Duque De Tlaquepaque

Diario de un snob

Diario de un snob

Hace 30 años que arrancamos nuestra carrera periodística en las “Grandes Ligas” editoriales.

Jefe de la exitosísima sección de Sociales de “El Universal” y después de “El Heraldo de México”.

A la edad de 28 años vaya que era una gran responsabilidad, más sin la tecnología.

Tuvimos nuestra propia Revista “CLASS” y después “CLUB SOCIAL MÉXICO”.

8 años en la Revista “HOLA ESPAÑA”, edición continental.

Y desde hace casi 25 años reinventado como el Duque de Tlaquepaque en “EL INFORMADOR”.

Y bueno, si de por sí los mexicanos poseemos mala memoria... ¿qué podría yo añadir de los TAPATIOS? Seres volubles donde los haya, encantadores y hasta ¡agradecidos! cuando algo o alguien conviene a su imagen/negocio o matrimonio. La ingratitud de la “gente de la ¿Alta? Sociedad” no tiene cuate en esta Guadalajara y, lo menos que te puede suceder si haces un favor es que te hagan sentir (según ellos) que el favor te lo hicieron a ti. Su supuesto linaje les envalentona para ser maleducados, no agradecen un presente, menos devuelven una llamada telefónica. Pero ¡ah, eso sí! Si alguna amistad es rica, elegante o influyente... entonces obligan a los niños a llamarle “tía” o “tío” a gentes en que con quien no guardan parentesco, pero que a futuro les haga sentir que pertenecen a “Puuuuura gente como unoooo”, alargando las vocales la encompetada doña y, claro está, en una expresión nada natural posan su mano sobre el torso y tocando ligeramente un par de sartas de perlas en calidad de autoproclamarse que ELLAS ¡sí son gente bien! No acabaríamos nunca, pero sobretodo NO con los jóvenes... sino con el pésimo ejemplo de los padres. La sofisticada y refinada ALTA SOCIEDAD TAPATÍA hace mucho que se convirtió en una caricatura y claro, excepciones las hay y habrá siempre, pero la grosería, la envidia, y las pretensiones casi logran acabar con la única sociedad compacta que ha tenido México en sus distintas épocas como lo fue la nuestra. Las grandes familias de verdad (S. XVI y XVII) se diluyen en el S. XIX con la llegada de los “panameños”, comerciantes ricos pero sin clase que provenían muchos de cuna muy humilde pero muy “vivos” por los negocios y que acaban casándose con hijas de auténticas familias que habían poseído enormes haciendas y mayorazgos. Llegado el S. XX, la Revolución desapareció (al menos socialmente) a familias completas, unas se pudieron recuperar... otras nunca. Llegar a la Ciudad de México más o menos en 1986 y el que haya un diario de la importancia y el tiraje de EL UNIVERSAL tomando a un joven abogado, pero más orientado al periodismo, digamos que no sucede TODOS los días y, menos cuando la ALTA SOCIEDAD CAPITALINA ya no brillaba y menos figuraba. Desde el 8 de marzo de 1989, que se publicó nuestra primera columna allí con el título de SOCIAL CLUB y después como CLUB SOCIAL, la auténtica buena sociedad no la del dinero, sino del abolengo, tuvo un espacio donde yo me ocupaba de filtrar al WHOS WHO... en CDMX no tienen por qué agradecer que escribiera sobre ellos, al fin y al cabo esa era la ciudad donde vivía. Pero el que los diarios de esta importancia como las revistas dedicaran a JALISCO o GUADALAJARA páginas y páginas fue -si no me apena- un desperdicio para el que esto escribe. Los famosos “chayotazos” que todos los periodistas locales y nacionales recibían en metálico les hicieron ricos. Ingenuidad de mi parte y sentir orgullo por mi ciudad y Estado debo haber publicado ¡unas 600 primeras planas tamaño periódico! Lo mismo de bodas, ópera, modas, que de CAREYES... obviamente en ese resort de gran lujo no se deberán acordar de uno. Les debía yo de pasar factura por $100,000.00 pesos que costaba cada plana por unas 200 ya sería una gran suma... igual con las Secretarías de Turismo de esta ciudad... millonarios y de manera honrada ¡Así es este escenario de frivolidades! Por cierto, hablando de grandes personajes NOTABLES y de los cuales muchos se hacen como que no los recuerdan más… me refiero al gran TRAITTEUR el encantador JUAN DE ANDREA... o al gran diseñador JESÚS OCHOA en cuyo atelier todas las tardes hacían fila las más elegantes tapatías para que les diseñara vestidos de alta costura para tal o cual fiesta. No solo no los mencionan, si hablan de ellos es para destrozarlos... y pensar que “fulano” nunca me pagó la fiesta de bodas de su hija... Me confió una noche ANDREA, JOSÉ, JORGE VÁZQUEZ TAGLE acabó en una manera inapropiada para alguien que ensalzó a los tapatíos... y en excepcional caso de JESÚS OCHOA gracias a la generosa LORENZA DIPP sabemos que existe y aún la viste a ella como a un reducido grupo más. Y me preguntaba antes la gente que ¿por qué me había ido a recorrer mundo (VIP) y a vivir a Cd. de México?... Hasta la próxima ¡Y FELICES 30 años de periodismo, pues el auto-halago es perfectamente permitido!

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