Lo que era un día de celebración y festejo por excelencia, desde hace quince años se ha convertido en un día de dolor y tristeza. Ahora, cada 10 de mayo se ha convertido en una jornada de lucha y manifestación por la dignidad. Como señalan colectivos de familias buscadoras de Oaxaca: “Las madres buscadoras no tenemos nada qué celebrar, buscamos a nuestros hijos y familiares desaparecidos”. Desde hace trece años, diversos colectivos se han convocado para llevar a cabo la llamada “Marcha de la Dignidad Nacional Madres buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia”. Este año, se ha convocado a marchar en la Ciudad de México y en distintas ciudades del país, entre ellas Guadalajara, bajo el lema “Las Madres llegarán a la Verdad”. Así como los colectivos de familiares han resignificado lugares, espacios y monumentos públicos (como la Glorieta de las y los Desaparecidos), al mismo tiempo han resignificado la fecha del 10 de mayo para convertirlo en un día de lucha, memoria y exigencia de justicia. Como dijo una mujer buscadora en la velada frente al Monumento a la Madre en la Ciudad de México el viernes 9 de mayo, se movilizan haciendo un “llamado a la sociedad y a la comunidad internacional a reconocer la dimensión de las desapariciones en nuestro país. Nuestros desaparecidos no son cifras, son historias interrumpidas”.En efecto, en el país hay más de 127 mil historias interrumpidas, y más de 100 mil madres que no tienen motivos para festejar, pero sí para exigir justicia. En ocasión del Día de las Madres, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos emitió un comunicado en el que resalta el papel de las madres buscadoras mexicanas para enfrentar la grave crisis humanitaria que existe en el país. “Destacamos la fuerza de las madres buscadoras, quienes han enfrentado múltiples barreras y se han organizado para visibilizar el amor hacia sus hijos e hijas. En su incansable caminar, han realizado búsquedas, exigido justicia, reivindicado la verdad, preservado la memoria, propuesto agendas públicas, entablado diálogos, tejido alianzas, reclamado sus legítimos derechos y externado, con firmeza y esperanza, el deseo de que nadie más experimente su sufrimiento. Ante una de las violaciones más graves y dolorosas a los derechos humanos, las madres buscadoras son una fuente de luz y dignidad”.En esta ocasión, la marcha de la dignidad que llevan a cabo cientos de colectivos agrupados en su mayoría en el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNSM) se enmarca en el contexto de las reuniones y encuentros que ha sostenido el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con representantes de decenas de colectivos de todo el país. Los encuentros, conviene recordarlo, surgieron de la demanda de las propias familias buscadoras luego de las revelaciones que hiciera el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco tras los hallazgos en el rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco, donde la organización reveló que no solo era un centro de entrenamiento, sino al mismo tiempo, un centro de exterminio.Aunque el gobierno federal se empeña en negar el exterminio en el rancho Izaguirre, el impacto de las imágenes reveladas por Guerreros Buscadores de Jalisco produjo una presión social que obligó al gobierno de la presidenta Sheinbaum a organizar los diálogos con las familias buscadoras. Según el recuento presentado por la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, los funcionarios del gobierno se reunieron con 156 colectivos representados por 562 personas provenientes de 28 estados, quienes presentaron cerca de 460 propuestas.Es imprescindible que el gobierno de la presidenta Sheinbaum tome en cuenta las propuestas presentadas por los representantes de los colectivos a fin de presentar las reformas legales y la implementación de políticas que, por fin, pongan fin a las desapariciones. Detener las desapariciones y encontrar a los que aún se siguen buscando sería el mejor regalo para las miles de madres buscadoras que este sábado 10 de mayo saldrán a las calles a mostrar las fotos y rostros de sus hijos que no están en casa para celebrarlas.